A los 85 años de edad, la mañana de este viernes falleció el historiador Alfredo López Austin, dio a conocer en su cuenta de Twitter el arqueólogo Leonardo López Luján: “Alfredo López Austin (1936-2021). Och bi: ingresó al camino, inició su ruta... Con profunda tristeza, Martha Rosario Luján, sus hijos, nueras y nietos hacen de su conocimiento la culminación de la vida plena y fructífera de este hombre excepcional”, escribió el integrante de El Colegio Nacional.
Investigador, traductor y profesor mexicano, López Austin fue maestro en Historia por la Universidad Nacional Autónoma de México, especialista en la antigua religión, cosmovisión, mitos, magia e iconografía mesoamericana.
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“He de reconocer que han sido tiempos difíciles y complejos, pero hay que sobreponer a todo esto que han sido años muy placenteros. No le estoy hablando de 10, 20, 50 años, sino de más: ha sido una vida placentera porque mi trabajo se ha podido dirigir a estos intereses que he tenido siempre y que, evidentemente, por mucho que batalle uno en esta vida para lograr sus metas, el ir consiguiendo una pequeña meta cada día ha sido tremendamente satisfactorio. He disfrutado la vida”, dijo entrevista a MILENIO el investigador, a propósito del Premio Internacional de Ensayo Pedro Henríquez Ureña, otorgado por la Academia Mexicana de la Lengua (AML).
En aquella charla, en octubre de 2017, y como uno de los principales estudiosos del mito en nuestro país, Alfredo López Austin reflexionó en torno a uno que nos acompaña a los mexicanos, sobre todo por estas fechas, como lo es la muerte, un final sobre el que pensaba de manera constante, precisamente “como lo puede hacer un viejo de más de 80 años”.
“¿Cuál es mi enfrentamiento con la muerte? Como algo totalmente natural, como la conclusión lógica de la vida”.
Investigador emérito del Instituto de Investigaciones Antropológicas y profesor de la Facultad de Filosofía y Letras, ambas dependencias de la UNAM, entre los libros de Alfredo López Austin se encuentran Cuerpo humano e ideología, Los mitos del tlacuache, Tamoanchan, Tlalocan y, en coautoría con Leonardo López Luján, El pasado indígena y Monte Sagrado-Templo Mayor.
López Austin nació el 12 de marzo de 1936, en Ciudad Juárez, Chihuahua, estudió derecho, pero su pasión por el conocimiento del pasado lo encaminó hacia en el mundo de la historia, un ejemplo de ello fue su tesis La Constitución Real de México Tenochtitlan.
El investigador fue ganador del Premio Nacional de Artes y Literatura 2020 en Historia, Ciencias Sociales y Filosofía.
“La mera verdad me siento satisfecho con mis casi 82 años, creo que me han salido bien las cosas, sin idealizarla: he tenido altas y bajas, como todo mundo, pero haciendo la cuenta final salgo ganando. He hecho propiamente lo que he querido y lo he disfrutado mucho: lo que he hecho me ha costado mucho trabajo, para qué pensamos en cosas más grandes. Creo que la medida de mis esfuerzos logré lo que quería”, comentó en la charla con MILENIO (14/11/2017).
En una de sus últimas entrevistas con MILENIO (28/12/2020) el historiador también compartió su posición de izquierda democrática, aunque sin dejar de cuestionar lo que denominaba “la política destructiva” del gobierno de la 4T, la cual, en su opinión, relega y desprestigia a la ciencia y a la cultura, así como a la supuesta austeridad institucional que se ve desvanecida ante el proyecto de Chapultepec.
El arqueólogo López Luján compartió que “en la tarde de hoy sus familiares y amigos lo despediremos en la sala 6 de la sucursal Pedregal de la Casa Funraria J. García López, ubicado en avenida San Jerónimo 140, en San Ángel”, y que por supuesto se observarán las medidas de sana distancia.
Reacciones
Las condolencias ya se leen en las redes sociales, el historiador Enrique Krauze escribió: “Lo siento mucho, querido Leonard. Tu padre era un hombre y un historiados excepcional. Y tu eras y serás su orgullo”.
Igualmente, Cuauhtémoc Medina, historiador y curador, expresó: “Hoy hemos perdido a uno de los pensadores de nuestra geografía. Alfredo López Austin transformó el pensamiento mesoamericano, el entendimiento de lo que llamamos mito, y la comprensión de las ideas del cuerpo en el mundo nahuatl... Pocos académicos han vivido con mayor congruencia la intención de sumar ética, saber y política; pocos han tenido más respeto por el interlocutor, el vivo. El que pervive en los textos. Mi pesar a Martha Luján, sus hijos Alfredo y Leonardo, sus familiares y, muchos que le debemos”.
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