En las escaleras principales del Colegio de San Ildefonso, en el tercer piso, se encuentra la obra Los danzantes de Chalma, de Fernando Leal (1896-1964), reconocido como uno de los iniciadores del movimiento muralístico mexicano.
A 100 años de la creación de muralismo en la Escuela Nacional Preparatoria, se realizó este fin de semana el seminario “El espíritu del 22. Un siglo de muralismo” en San Ildefonso. En la mesa “Fernando Leal. Los danzantes de Chalma” participaron la escritora, editora y traductora literaria, Laura Emilia Pacheco; el investigador Rafael Escalante Ruiz, y el artista Fernando Leal Audirac.
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En su ponencia, Pacheco hizo un recorrido histórico sobre los muralismos como arte de expresión pública. Dijo que a 100 años del inicio del muralismo se puede tener la visión que da el paso de los años para hacer una revisión de este, del momento en que surgió, el papel de cada uno de sus protagonistas y su permanencia en la historia.
“En este sentido, la obra de Fernando Leal contiene una riqueza incuantificable que aún está por descubrirse en toda su complejidad. Con una tenacidad inquebrantable, sorteó adversidades, decepciones, injusticias, pero nunca claudicó”.
Identidad indígena
Destacó que su pensamiento fundó las bases de una nueva manera de ver nuestra historia y nuestra realidad. Le dio otro rostro a un país que miró por primera vez una parte fundamental de su identidad: la indígena.
“Para entendernos hoy, para tratar de comprender que vendrá mañana, es imprescindible voltear al pasado, sobre todo cuando ese pasado encierra tantas claves por descubrir, como en la obra de este artista. Fernando Leal nunca se apegó al poder... si de algo estaba seguro es que el arte no existe para complacer. Su vida fue un arte”.
Enfatizó que hasta el último aliento mantuvo sus principios: “Se dedicó al conocimiento del mundo prehispánico y universal. Con sincera humildad ese gran humanista —que hablaba al igual que su padre, 10 lenguas, incluida el latín, el griego y el náhuatl—, decidió realizar su primera y única exposición individual en el año mismo de su muerte 1964, emulando la actitud de Cézanne ‘la pintura es cosa de viejos’".
Pacheco relató que Leal invitó a Jean Charlot a compartir su estudio en Coyoacán y desde luego a participar en la decoración de los muros de la Preparatoria Nacional. Juntos visitaban a Rivera en el edificio de San Pedro y San Pablo.
En una de aquellas reuniones se dieron cuenta de que Rivera ya trabajaba en los bocetos para el muro principal del Anfiteatro del Colegio de San Ildefonso, que Vasconcelos les había propuesto, tanto a Alba de la Canal como a Fernando Leal, quienes amistosamente competían por él. Aunque la oportunidad de hacerlo aparentemente se había esfumado, la idea de una gran pintura monumental se fue desarrollando en ellos y empezaron a interesarse en todos los problemas de composición que esto implica.
Pacheco dijo que el ciclo de San Idelfonso culminaría con Fernando Leal el mismo año de la autonomía universitaria en 1929: “Los estudiantes (...) externaban su desagrado arrojando ratas muertas, (…) estas muestras de incultura se resolvían por lo general a golpes (...) Cansado Vasconcelos de tantos tumultos, mandó suspender en la preparatoria todo trabajo de decoración. De este modo se cerró la primera etapa del renacimiento en México de la pintura mural”.
Nuevas interpretaciones
Fernando Leal Audirac, hijo del muralista, abrió su participación con una carta que le envió la escritora Carmen Carrasco, quien escribe un libro en Panamá sobre Neptuno encadenado, un mural que el artista pintó en ese país.
“Los danzantes de Chalma representa la universalidad de la tragedia indígena latinoamericana. Esta obra no es de México, esta obra es el mundo indígena que intentaron que olvidáramos, pero no fue así, sometidos a una feroz conquista, sus luchas para salvaguardar su cosmovisión, su diosa pachamá, su lengua y sus costumbres”.
Se refirió también a las nuevas interpretaciones sobre la obra que hizo su padre en 1922, a los 26 años de edad, apoyado con un compás de un metro y medio (que aún conserva) con el que logró más de 500 puntos de fuga.
El investigador Rafael Ruiz, en su disertación “Esencia simbólica deidificadora. Ética multifacética del capitán, en Los danzantes de Chalma”, dijo que Fernando Leal es un artista de alcance trascendente y universal en la historia del arte, al generar el movimiento iniciático muralístico mexicano, que derivó en las bases del nacionalismo hacia la escuela mexicana de pintura.
Dijo que solo una mente privilegiada como la de él podría haber ejecutado el mural Los danzantes de Chalma, “como el hombre sabio en conocimiento que era, un tlamatini”.
PCL