Hace unas semanas Armando Vega-Gil (Ciudad de México, 1955-2019) recibió a MILENIO en su hogar para platicar sobre su Lado B, de ese otro “yo” que decía no tener, pero que con la charla surgió como el guacarrock que hizo de Botellita de Jerez una banda original.
Acababa de bañarse. Estaba sentado frente a su mesa. A su derecha, un librero con unos 100 empastados. A la izquierda, una sala con un piano y juguetes con los que pasaba el tiempo con su hijo, a quien decía amar con profundidad.
Emocionado porque recién le entregaron sus dos últimas novelas, Virgen de medianoche (para adultos) y Genoveva y el precio de las vacas (para niños), recordó su infancia, por qué decidió escribir y su vida como bajista en Los Botellos; dijo también que mucha gente lo creía “muy mamón” y habló de su futuro, un futuro truncado la madrugada de ayer, cuando murió aparentemente por suicidio.
Hoy las preguntas sobran, por lo que Armando cuenta su historia:
“Soy un artista que transita de un lugar a otro según necesite o chille la ardilla. Paso de la foto a tocar el ukelele, de Botellita a escribir, es una línea ascendente y descendente que se mueve por un montón de lugares y no por ser chicho o el mero mero petatero, así aparecen las cosas y las tomo.
“Fuera de eso soy padre de un chamaco de siete años y en todo lo que hago está presente, chambeo pensando que la lana es la colegiatura y salir a pasear. Siempre estoy calculando cuánto tiempo voy a tener por delante para él.
“Los sábados vamos a un mercado de juguetes en el metro Hidalgo para comprarle legos, meto las manos con él en las cajas como si fueran arenas movedizas y sacamos los muñecos; soy un niñote y recuerdo mi infancia que no fue feliz, llena de carencias, mediano encierro y ausencia del padre. Era muy retraído, aislado del mundo, jugaba solito y me costó trabajo romper con eso, por ello, cuando la gente se acerca para saludarme, me hago a un lado y cree que soy muy mamón, pero la verdad es que me da vergüenza, aunque siento bonito, ¡discúlpenme si creen que soy mamón!
“Yo era de cómics, me encantaba Superman y de México eran bien chidos Los Supersabios, Los Supermachos, Los Agachados, Capulinita y descubrí a Kalimán, que la neta me salvó la vida con sus frases de sabiduría mental. En la Vocacional 3, la maestra de literatura nos dejó leer la Divina Comedia y yo quería ser como Dante Alighieri, pero siempre dejé que la vida me arrastrara y estudié matemáticas.
“Ahí había un chavo que se ganó un premio y nos enseñó una revista con su texto; fue cuando me dieron ganas de escribir, pero otra vez me dejé llevar y estudié antropología criminalística, negaba mi parte artística. Iba a estudiar una maestría, pero con unos amigos formamos el grupo Informe y después La Resurrección de Morrison. Hacía guiones para Telesecundaria y reseñas de cine para Novedades... hasta que llegaron Los Botellos y también me salvaron la vida.
“Con Sergio Arau decidimos hacer una banda, con mucho temor pero sin ninguna duda, después se juntó Paco Barrios El Mastuerzo y estaba Mila Ojeda, hoy llevamos 36 años, días gloriosos, como cuando mi padre me vio en una tocada en el Metropólitan y se dio cuenta de que no era un fracasado como muchas veces me dijo, pero también ha habido muchos momentos horrendos. Hubo veces que quise salirme, pero Paco me decía que no, le doy gracias.
“Simón Simonazo y Chiss llegaron cuando era grande, conocí a uno de sus cocreadores, Samuel El Pinche Sam Marín, e hicimos el cómic de cuatro números El diario íntimo de un guacarrock; además, yo hacía guiones para El Güiri Güiri de Andrés Bustamante. Hoy estoy clavado leyendo a escritores jóvenes mexicanos que hacen cosas bien fregonas y le dedico mucho tiempo a mi hijo, le hago pastas y pescado empanizado. A mí me gustan los escamoles y gusanos de maguey.
“Me gusta mucho el cine mexicano y he hecho amigos directores bien chidos. No me gusta la tele, pero hace poco con mi hijo vimos la temporada completa de Don Gato, le gustó y yo vi a mi personaje favorito: Benito Bodoque. Ahora, no soy cuentista, pero vivo de escribirlos y me alienta que ya salieron mis dos novelas. Estoy con otra y un disco para niños, con Botellita hemos hecho tres canciones que duran un minuto o menos”.
“Momento frágil”
“La paternidad es mi prioridad y quiero estar sano para estar con mi chamaco. Es muy chistoso cuando se viste de negro como yo, aunque, en mi caso, lo hago para verme delgado. Soy muy confiado, he perdido mis cómics, discos y libros al prestarlos, otras cosas las he tirado, así que a quien quiera hacer una reconstrucción de mi vida le va a ser muy difícil, porque no voy a dejar archivos, pero está bien para que mi hijo no sea como otros que venden el legado de sus padres, no me late y estoy liberándolo de esa carga, tendrá que buscar quién es, pues no le puse Armando para que fuera en verdad una vida nueva.
“Siento que vienen tiempos oscuros, difíciles económicamente, estoy en un momento muy frágil, vivo al día, como que voy acercándome al vacío, espero que no se desplome todo, pero no me preocupa o angustia, ahora el punto de referencia es mi hijo por encima de todo y trato de ser lo más congruente, constante, amoroso y creativo como papá”.
.........................................
* Esta charla tuvo lugar en la casa del artista en la colonia Narvarte de Ciudad de México el 6 de marzo pasado y estaba programada para publicarse esta semana en el Lado B