El rostro de un niño que se refresca en un río amazónico refleja la simbiosis del pueblo yanomami con su amenazado entorno forestal, hilo conductor de una muestra de la fotógrafa Claudia Andujar en París.
La Fundación Cartier de arte contemporáneo, que acaba de concluir una exitosa exposición sobre los árboles, regresa con fuerza sobre la ecología y el futuro del planeta, con unas 300 fotografías tomadas por Andujar, nacida en Suiza en 1931 en el seno de una familia de origen judío y protestante, y superviviente del Holocausto.
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La fotógrafa fue aceptada entre los yanomami que viven en la cuenca del río Catrimani compartiendo su vida. Los visitó en numerosas ocasiones a partir de 1971. Un misionero, el padre Carlo Zacquini, le hizo descubrir ese pueblo indígena.
Según la tradición, las fotos de quienes ya murieron deberían destruirse, pero los jefes yanomami aceptaron utilizarlas como testigos del recorte de sus derechos.
Andujar se impregnó de los mitos que pueblan la psicología de los yanomami, alejándose de la foto-documental. Adaptó sus imágenes para darles un aspecto surrealista: grandes ángulos, vaselina sobre el objetivo, película infrarroja, filtros. Los rayos de luz abundan, hay humo en las escenas, lo que da una dimensión trascendente, misteriosa.
Los yanomami son captados en la intimidad de sus casas colectivas, las "yano". Andujar documenta también el "reahu", ceremonia de alianzas y rito funerario, durante la cual los jóvenes bailarines consumen polvos alucinógenos. Juega con una obturación lenta, utiliza flashes y candiles para provocar brillantez y falta de nitidez. Combina escenas, mostrando las conexiones espirituales de la comunidad.
"Urihi" = tierra-bosque, "Tëpërësiki" = monstruo acuático, "Omama" = creador de reglas sociales, "Yoasi"= detrás de la muerte y de todos los males... Junto a estas divinidades poderosas y rivales, Andujar también expone momentos de felicidad colectiva y a la vez realidades sanitarias y sociales muy crudas: desde un hombre descompuesto por una epidemia sobre una camilla en una pista de aterrizaje de buscadores de oro hasta bases militares en medio del bosque.
La muestra, que ya se expuso en Rio bajo otro formato y viajará a Suiza, Italia y España, estará abierta hasta el 10 de mayo.
lnb