“Los pintores somos las putas de la corte”, le decía el pintor ruso-mexicano Vladímir Kibálchich Rusakov, al joven artista Eko, a quien Vlady impulsó en el arte del dibujo desde que tenía cinco años, cuando le mostró sus trazos del Pato Donald, mismos que calificó como una “porquería”, tirándolos al piso y le recomendó: “Copia al maestro, no copies esta mierda”.
Vivencias, anécdotas y análisis de la obra del artista de origen ruso, nacido en 1920, compartió Eko en el conversatorio Vlady y su influencia en otros artistas, con la fotógrafa Frida Hartz, diálogo en contexto de la exposición Vlady: revolución y disidencia, que se presenta en el Antiguo Colegio de San Ildefonso con motivo del centenario del nacimiento de Vlady.
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En la Sala José Clemente Orozco, Eko relató su primer encuentro con el gran artista, así como sus últimas reuniones, meses antes de que lo alcanzara la muerte.
Previamente Jair Laiter, el hijo de Vlady que pocos conocían y que también es artista, envió un videomensaje, tras disculparse, ya que se encontraba en Londres.
“Vlady decía que no era artista, que él era pintor. Me encuentro fuera de México porque estoy haciendo residencia acá en Inglaterra. Agradezco a los que hicieron posible el poder reencontrarnos con el gran pintor que es Vlady, a través de esta exposición colosal, con la que nos hemos quedado apantallados ante un pintor de un gran peso dentro de la historia de la pintura occidental”.
Hartz destacó que Vlady inició desde niño sus primeros dibujos, los “que persigue a través de sus visitas al Museo Hermitage, que le quedaba en la esquina de su casa”. Destacó que Vlady fue un pintor muy prolífico que nos legó grandes obras.
Remembranzas
Eko evocó los instantes que vivió con Vlady cuando realizaba su obra monumental Las revoluciones y los elementos, en la Biblioteca Lerdo de Tejada.
“Me empieza a decir de sus fracasos; mientras yo veía su obra sentía que se me venía encima por la monumentalidad. Vlady estaba profundamente derrotado por ese trabajo, pero cuando lo ves, es realmente maravilloso. Fue entonces que empezó a hablar mal de la ruptura, hablaba entonces de los impresionistas y de la pintura moderna, y es cuando empieza a experimentar profundamente en las técnicas del XVII y confiesa su último gran fracaso: él lo vivió como un fracaso, cuando fue un gran mural”.
En este conversatorio también intervino Araceli Ramírez, curadora de la exposición Vlady: revolución y disidencia, quien subrayó el erotismo en la obra de Vlady, tal como lo apuntó Eko, cuya obra forma parte de la Colección MILENIO Arte.
“Ahora con la exposición, cada vez que la veo me surge más esta idea de cómo Vlady retomó lo que leyó de Sigmund Freud, con una claridad muy curiosa e interesante, justamente estos polos de vida y muerte que tiene que ver también con el poder, con la violencia, con la agresión y con el abuso, que no son nada ajenos al ser humano”.
“El equivalente a un Siqueiros”: Eko
En la conversación, Eko aseguró que Vlady es el equivalente a un David Alfaro Siqueiros entre los políticos. “Un día llegó el gobernador de Morelos, Jorge Carrillo Olea, a su estudio, y le llamó ‘El príncipe’, en referencia a la obra de Maquiavelo, pues le encargó unos cuadros de Morelos, y fue entonces que le escuché decir: ‘los artistas somos las putas de las corte’”.
hc