El Holocausto ya pasó, pero el odio y el racismo permanecen: Guy Nattiv

Entrevista | Lado B

Conocer la historia del neonazi Bryon Widner, quien por años intentó borrar los tatuajes de odio que tenía, propició que el cineasta israelí proyectara en el cortometraje ‘Skin’ cómo un monstruo puede convertirse en alguien normal.

“Envié el proyecto a 55 directores, me respondieron que el neonazi era un mito”. (Blanca Valadez)
Blanca Valadez
Ciudad de México /

Leer sobre la vida del neonazi Bryon Widner, quien batalló por años para borrar de su rostro los tatuajes que le permitieron pertenecer a la supremacía blanca, despertó en el cineasta israelí Guy Nattiv el interés de hacer el cortometraje Skin, ganador del Premio de la Academia 2019, y próximo a estrenarse en México, el cual revela que todavía impera el racismo y la intolerancia.

“Le hablé a mi abuelo, quien sobrevivió al Holocausto, y me dijo que esa historia debía ser contada porque habla de la transformación de un monstruo a una persona normal.

“Contacté directamente a Widner para que me cediera los derechos y así poder contar su historia. La petición quedó plasmada en una servilleta. Nos reunimos en un café. Fui el primer judío que él conoció y el primer skinhead con el que yo estaba”, recordó.

La reunión se convirtió en una serie de encuentros que se prolongaron por una semana, en los que Widner le relató: “No sabía por qué odiaba a los judíos, a los mexicanos ni a los afroamericanos. Me enseñaron a odiar desde los 14 años, fui acogido por ese movimiento fascista que adoraba la suástica nazi... la llevaba grabada en la cara, en todo el cuerpo; la acompañaba de tatuajes violentos, de cuchillos llenos de sangre y la palabra odio en los nudillos de las manos”.

El proceso de transformación de Widner, quien además fundó su propio movimiento de cabezas rapadas, comenzó cuando se vio al espejo y, junto con su esposa, Julie, intentó eliminar los tatuajes de su cara que hacían alusión al odio, incluso estuvo a punto de sumergir su rostro en ácido. Afortunadamente un cirujano, de color, le ofreció quitarle de encima su pasado y, gracias al FBI, obtuvo la protección requerida, tras ser considerada una pareja traidora por integrantes de la supremacía aria.

Su historia apareció en el documental de MSNBC, Erasing Hate (Borrando el odio) en 2011.

¿En Estados Unidos piensan que los neonazis son un mito?

Envié mi proyecto a 55 directores estadunidenses y esos mismos me respondieron que el neonazi era un mito. Que ya no existía. Me frustré mucho, inclusive, mi esposa Jaime Ray Newman, me sugirió realizar un cortometraje de 23 minutos. Ambos decidimos invertir todos nuestros ahorros.

“Encontramos a un grupo de actores, Jackson Robert Scott (Troy); Danielle Macdonald (Christa) y Ashley Tomas (el niño Jeffrey) que filmaron en Tel Aviv, Israel.

“Esta historia se dio a conocer después de que Donald Trump ganara las elecciones y se registrara la masacre en la sinagoga, por parte de un hombre que evocó su deseo de matar a 11 judíos en un servicio religioso en Pittsburgh. El mundo se volvió un torbellino. Esta cinta corta sacudió conciencias, el Holocausto pudo haber pasado, el odio y el racismo aún permanece. El cortometraje ganó el Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) y después El Óscar”.

¿Cómo ves al mundo desde la perspectiva cinematográfica?

Está loco. Vemos cintas que nos entretienen, de superhéroes, eso está bien, pero no debemos dejar de lado el cine que cuente la vida real, historias que enseñen a los jóvenes, a los chicos de 14 años, de que ser intolerante, maltratar a tus compañeros, discriminar los convierte en monstruos. Creer que la supremacía por el color nos hace unos monstruos.

¿Los calificativos de Trump hacia México de que somos asesinos y flojos, forman parte de ese discurso?

Este odio que se vive con Trump es preocupante. El fanatismo que provoca. Pero también hay personas malas que desean volverse buenas. Bryon Widner nos enseñó que el mal no está en el ADN.

“Nuestra obligación es tratar de educar y dirigir a las nuevas generaciones, y no esperar a tener 40 o 50 años de edad. Existe la esperanza de que con estas nuevas generaciones ya no haya un blanco que asesine a un negro, ni a un mexicano o a un latino”.


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