Una versión sobre la modernidad y la colonización es la que plantea el artista Kader Attia (Dugny, Francia, 1970) en su exposición Un descenso al paraíso, que en estos momentos está montando en la Sala 9 del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC) para poder inaugurar el próximo sábado 8 de febrero.
El artista argelino-francés, que estudió la École Supérieure des Arts Appliqués Duperré y se graduó en la École Nationale Supérieure des Arts Décoratifs de París en 1998, recurre a la alegoría y a la crítica para abordar los aspectos políticos, culturales, espirituales y artísticos de la reparación de episodios de la historia bélica y colonial intentando evidenciar ese pasado, como un operador estético en un mundo global.
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De acuerdo con la crítica, el trabajo de Kader Attia, galardonado con el Premio Joan Miró en 2017, representa una de las aportaciones más originales a la cultura y el arte contemporáneo.
En entrevista con MILENIO, Kader Attia comparte los lineamientos de su trabajo, de su visión de las heridas del colonialismo.
Opina, por supuesto, de las acciones de Donald Trump de elevar aranceles, anexar Groenlandia, incorporar a Canadá como el estado 51 de Estados Unidos, reclamar el Canal de Panamá, ignorando los tratados internacionales, “reflejan una mentalidad donde el poder militar y económico justifica la expansión territorial, evadiendo la soberanía de otros países.
“No es un discurso nuevo, hay que entender que toda la historia de Estados Unidos está basada en la colonización de los europeos que se apropiaron no solo la tierra sino la existencia. Trump lo que muestra es un discurso que nos regresa al siglo XIX, lo que me da miedo es que ya sabemos lo que sucedió después: una guerra mundial. Esto es un ejemplo para todos, que debemos despertar, hemos estamos atrapados en las redes sociales hablando de banalidades, mientras la extrema derecha, colonial y racista, estaba desarrollando un discurso seudosistema, usando de vez en cuando, lo que es cagadísimo, las ideas de la izquierda”.
Premio Marcel Duchamp de Francia 2016, enfatiza en la trascendencia del arte, pues lo que él hace, como otros artistas, es crear un espacio de reflexión y de intercambio que puede ayudar a organizar y a mantener una apertura del intelecto.
Tu exposición Un descenso al paraíso propone una lectura teológico-política de la modernización. ¿Cómo dialoga esta perspectiva con tu exploración previa de conceptos como la reparación y las heridas históricas del colonialismo?
"Para mí una parte del discurso imperialista y colonial es el que escribe la historia, o sea que la percepción que tenemos de ella siempre pasa por una epistemología que no es la historia de los colonizados sino la de Occidente imperial. La epistemología del discurso dominante esconde puntos ciegos: toda la violencia que estriba detrás del discurso moderno. Por eso tomo como ejemplo el Barroco español con sus cuadros con desnudos, frutas, tropicales y animales extraordinarios, pero que esconden el crimen colonial con el oro utilizado en sus cuadros".
"Y así también vemos a las ideologías de la democracia, en el capitalismo se esconde la violencia, estamos asistiendo a un regreso totalmente colonial en el orden global, vemos con una impunidad en las noticias el comportamiento colonial del norte".
Addia dice que aunque hay un aspecto poético con el choque de heridos para construir mejor ese equilibrio, desde el arte él recurre a la reparación cuando persisten traumas y heridas físicas y psicológicas.
“El arte, en esa posibilidad de reunir en espacios de exposiciones a gente que no piensa de la misma manera, es un acierto ya que estamos asistiendo a la desaparición de individuos porque la sociedad está metida todo el tiempo en la uniformidad de las redes sociales".
El artista dice que es urgente cultivar el debate individual, abrir los ojos para ver hacia dónde va la democracia (que dicho así, no tenemos otros modelos) y el imperialismo.
“Me parece que la autonomía está desapareciendo por toda la gobernanza de la tecnología y las redes sociales que nos manipulan cada día con tópicos intrascendentes. Me parece que esa es una de las formas del colonialismo contemporáneo”
Cómo pensaste esta exposición que presentas en México, un país con una historia colonial compleja. ¿Qué diálogo busca establecer con este contexto?
"México vive entre su pasado indígena, la colonización y la globalización. Debo decir que la muestra está basada sobre la idea que la modernidad es un proceso que al tiempo que es la cura, al mismo tiempo es el veneno, porque representa muchos problemas como la contaminación del medio ambiente, la esclavitud y el colonialismo".
"La exposición para mí es una idea de viaje, un poco inspirada en la Divina Comedia de Dante Alighieri. Cuando él baja al infierno se da cuenta de que en el Purgatorio hay un momento muy fuerte en el cual la gente está esperando la decisión divina, ese pasaje me marcó muchísimo".
El artista dice que esa es la primera crítica al capitalismo en la mitología bíblica, “porque cada persona tiene una bolsa llena de dinero atada a su cuello sobre la cual está marcado el sello de la casa a la cual pertenece”.
Agrega que la idea esencial de su exposición ilustra la paradoja de toda nuestra educación, no solo bíblica sino espiritual. “Me parece que la modernidad capitalista lo que ha vendido a los seres humanos es la idea que el paraíso está sobre la tierra, pero el capitalismo es el infierno con su contaminación.
Por eso el concepto de lluvia que manejo tiene que ver con la reparación de la Tierra. Al cuidar el medio ambiente, sería la manera de repararnos sin fronteras de género o de cultura y raza, al no hacerlo todos seremos víctimas de una Tierra a la que estamos deforestando”.
Attia busca que el espectador, a través de una visión de la modernidad capitalista y colonial, “vea una película que hice en Tailandia, con una chamana, que tiene discurso muy interesante pues habla de nuestra relación con la modernidad, la ciencia y los fantasmas pero no los de la narrativa de Hollywood”.
Ejemplo de ello es su instalación Continuum of Repair: The Light of Jacob’s Ladder (Continuo de reparación: la luz de la escalera de Jacob), de 2013, un laberinto de conocimiento objetivado del que se desprenden atisbos de un misticismo de tiempos y eventos científicos.