Las voces coinciden en que al ser dibujante, pintor y grabador, el artista Raúl Esparza fue sin duda uno de los mejores exponentes de la plástica lagunera del siglo pasado. A un paso de que institucionalmente se revalorice su obra y tras otro intento por posicionarla en la mente del público, son los creadores y artistas quienes conversan en torno al trabajo de Esparza, muralista que con rigor dejó su huella también en los espacios públicos.
Las estampas de los hombres del campo arreando caballos o comiendo junto a una fogata, o de danzantes vestidos con nahuillas coloradas rematadas con carrizos que, aún hoy hacen sonar sus guajes y huaraches para dar sonido el ritual multicolor en las reliquias laguneras, son sólo algunas muestras del trabajo que ahora mismo se aprecia en las redes sociales de las tiendas de antigüedades dedicadas a la compra y venta de arte.
El fotógrafo y dibujante Flavio Becerra apunta que lo que caracteriza mejor la obra de Esparza es que en ella plasmó una visión no idealizada de la región, donde todos sus habitantes se vieron representados.
“Procedente de los rumbos del viejo Torreón, pintó mucho de aquellos barrios y de las rancherías cercanas. Y eso es algo que ahora es raro encontrar en los autores locales”.
El fotógrafo conoció al pintor cuando a temprana edad. Él tenía quince años y dijo que coincidieron en una muestra de arte casi surrealista toda vez que fue organizada por el ISSSTE aún cuando la institución, más allá de brindar servicios de salud, organizaba actividades culturales.
Sus murales se ubican en distintos puntos de la ciudad
“Siempre fue amable conmigo y era muy grato escucharlo platicar de sus correrías de juventud y de sus inquietudes como pintor. En algún momento de su juventud supo que su inquietud por el dibujo era una vocación y aunque no pudo ir a estudiar a San Carlos en México, se preocupó por formarse con seriedad".
Su obra mural se encuentra en algunos sitios como en la fachada de la FCA (Facultad de Contaduría y Administración), el auditorio de la Facultad de Medicina, la iglesia de Torreón Jardín y el templo de la Encarnación, en el Campestre de Torreón.
"También hizo algunos murales en los Estados Unidos. Por ignorancia y por descuido algunos se han perdido, como el pequeño que realizó en la papelería El Modelo, que se demolió junto con el edificio”.
Otras obras perdidas estuvieron ubicadas en en el Banco Internacional del Norte, en Gómez Palacio, Becerra recuerda que cuando era niño había un mural más en la calle Rodríguez, en Torreón.
“Don Raúl era muy sencillo y aunque serio, tenía muy buen humor y sabía bromear. Fue muy triste que quedara enfermo e incapacitado para valerse por si mismo. No tuvo hijos y su esposa lo cuidó. Pero ella falleció primero.
Supe que unos parientes se hicieron cargo y se lo llevaron con ellos a una colonia del poniente, en las faldas del cerro. Un amigo en común, Hugo Ortíz, me contó que también se llevaron sus cuadros, los cuales estaban, a falta de espacio, en el patio de la casa entre las gallinas y cosas domésticas. Don Raúl falleció en el 2000”.
Desde la mirada del galerista
Jacob Atiyeh, director de la Galería de Arte Contemporáneo del Teatro Isauro Martínez (TIM) reconoce en la obra de Raúl Esparza un trabajo trascendente pues retrató a La Laguna de su época. Sus pares o iguales contemporáneos son los maestros Gustavo Montes, Marcela López o Alonso de Alba, éste último como grabador. Junto al maestro Tomás Ledezma, acotó, se trata de los pintores más consolidados de la región.
Ahora que el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) investiga a los artistas plásticos de la Laguna, Jacobo Atiyeh con regularidad comparte tanto los nombres de creadores como de coleccionistas de obras. Y junto con los anteriores, apuntó, se mantienen artistas como Gerardo Beuchot, que es reconocido como muralista, o Nazario Simón.
“El mural de la FCA fue emblemático de Raúl Esparza. Otro de los murales que, es sacro, es el de la iglesia de El Campestre, de la Encarnación, que es mural por el formato de gran tamaño pero es con relieve más que pictórico, y el de FCA es en mosaicos multicolor porque él realizaba obra compleja. Chávez Morado y Diego Rivera hicieron murales de mosaico. Esparza estudió, no se formó académicamente pero sí lo hizo con maestros”.
Jacob Atiyeh refirió que además existe una gran cantidad de pinturas del autor en colecciones privadas. Es por ello que se intentó hacer un catálogo que inició el fotógrafo Salvador Botello. La iniciativa no concluyó toda vez que existió controversia entre los artistas contemporáneos que cuestionaban el poco o nulo apoyo a su trabajo.
“Está bien rescatar y crear memoria, sin que se nos queden de lado las nuevas generaciones. Esparza tiene un discurso totalmente ligado a La Comarca, a la vida rural y a la vida urbana”.
Desde la gratitud y generosidad
Muchos de los esfuerzos por recuperar la memoria plástica de la región han sido impulsados por el arquitecto y pintor Gustavo Montes que, como funcionario en la administración pasada, intentó rendir homenaje a Raúl Esparza al restaurar algunas de sus obras, instaurar una pinacoteca en el Museo Casa del Cerro y realizar ciclos de conferencias. Pese a ello, apuntó, se requiere de una mayor voluntad para hacer posible que las nuevas generaciones volteen la mirada hacia la obra del artista.
“Tengo un rato intentando hacer una exposición individual de Raúl porque creo que lo hemos olvidado. Ya son más de veinte años de su muerte y hay una generación que no sabe de un artista que tomaba de la vida cotidiana y que en algún momento, poco, utilizó la fotografía como un recurso, porque regularmente se hacía de sus conocidos y salía a sacar sus apuntes. Retrató una Laguna que vivió y que sintió desde niño y por eso es importante”.
Montes refirió también que Salvador Botello inició un trabajo documental sobre la obra de Raúl Esparza. Ahí se recuperaban los últimos años del artista que, tras la muerte de su esposa, Ofelia, quedó confinado en una silla de ruedas en un barrio de la periferia de Torreón, sin comodidades.
“Uno le llamaba a la tiendita y de ahí buscaban a la persona que lo cuidaba y ésta lo llevaba en su silla de ruedas a la tienda para contestar. Esa fue la manera en la que la última vez tuve contacto con él, cuando todavía se hacían los reconocimientos ‘Raúl Esparza’ a artistas locales y le dije que sería importante que fuera, y él fue a Pinta tu música”.
“Él me dijo: Todas las tardes en el cerro donde estoy, todas las tardes cuando veo caer el sol digo, ¿por qué no viene Gustavo a pintar estas tardes conmigo, para que me haga compañía? Me quería mucho. Don Raúl nació en Ciudad Juárez, pero lo trajeron pequeño a Torreón y aquí estudió la primaria y una carrera técnica”.
Pincelada rápida y su marca personal
Cercano al artista, Gustavo Montes recordó que Esparza le confió que se había educado viendo los murales de la escuela primaria 18 de Marzo, realizados por Horacio Rentería Rocha, Manuel Guillermo Lourdes y Francisco Montoya de la Cruz, que mantuvieron cercanía con el muralismo mexicano.
“De ahí su cercanía con los muros y con una pintura que representaba la realidad, eso es lo que hacía Raúl, representaba lo que veía, dibujaba a su paso y algo interesante es que lo hacía con una pincelada bastante rápida; si nosotros vemos las pinturas de la 18 de marzo, de cierto modo hay coherencia. Montoya de la Cruz y Guillermo de Lourdes tienen ese acercamiento más hacia el muralismo mexicano y sin embargo Horacio Rentería también está dentro de la escuela pero su pincelada está más cercana a la de Raúl Esparza, que lo veía como uno de sus maestros”.
Estudioso de su trabajo, Montes apuntó que Raúl Esparza generaba una marca en el dibujo al delinearlos con contornos negros o azules. Luego comenzaba la pincelada rápida mezclando colores, generando tonos intermedios que le permitían un acercamiento al impresionismo, manejo de accidentes afortunados que también lo realizaba David Alfaro Siqueiros.
Sgg