Las esferas de Navidad no solo llevan ilusión a los hogares del país, también ayudan a construir uno y para muestra doña Alberta Carmona una artesana poblana que sacó adelante a su familia a través de este oficio.
Con una alegre sonrisa y trato amable, mientras sostiene sobre la llama del soplete las varillas de cristal para dar vida a una esfera, doña Alberta abre su corazón a MILENIO y comparte que no fue una tarea sencilla.
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“Es muy difícil porque tiene que trabajar, tiene que ser ama de casa, madre y padre, tiene que educar, tiene que hacer un rol muy fuerte… espero, ser un ejemplo de mujer para las mujeres que a veces se debilitan o se les cierra el mundo, a mí no se me cerró, yo salí adelante, y sigo, aquí sigo, y seguiré primero Dios”
Doña Alberta aprendió el oficio hace 20 años
Radicada en Chignahuapan, el “pueblo de la eterna Navidad”, doña Alberta aprendió el oficio, hace 20 años cuando su esposo migró a Estados Unidos.
“Yo tenía mis hijos pequeños, para no dejarlos solos empecé a hacer esfera acá para poder cuidarlos y poder trabajar… Tuve la oportunidad de estar cerca de mis hijos, de enseñarles un oficio y de tener un sustento para ellos también”.
Con los años, esta artesana poblana logró ampliar su taller desde donde hoy produce mil 500 esferas de Navidad cada día y en el que colaboran sus tres hijos, dos mujeres y un varón, todos con una carrera universitaria.
Guadalupe, una de las hijas de Alberta, comparte que se siente más que orgullosa de su madre, no solo porque los sacó adelante como familia, sino porque además le heredó un oficio y tradición que ama.
“Yo he visto cómo ha batallado, yo la vi crecer en este negocio y es complicado, fue complicado para ella, pero gracias a Dios y a su esfuerzo, nos sacó adelante a mis hermanos a y a mí y nos ha enseñado que todo en esta vida se puede si trabajas por lo que quieres y con toda la felicidad, y con todo el amor que lo ha hecho ella”.
Así hoy esta familia chignahuapense ofrece más que solo una artesanía poblana, pues en cada esfera transmiten alegría, sueños y esperanza, que incluso pueden palparse en su trato sencillo y plática cálida y amena.
“Eso es lo que llevan mis esferas, mucha felicidad y muchos buenos deseos”, comenta doña Alberta entre una risueña sonrisa y continua “todo, todo mi cariño, porque soy muy feliz y mi pensamiento es hacer feliz a mucha gente, en todo lo que decoramos en lo que sabemos que nuestras esferas van a llegar a los árboles, van a estar en el día de Navidad, van a estar en el Día de Reyes”.
¿Cómo se hacen las esferas de Navidad?
Y si se preguntaba ¿cómo se hacen? El proceso es relativamente sencillo, tras calentar varillas de cristal, los artesanos infunden su aliento para dar forma a este adorno navideño.
“Tenemos que calentar el vidrio aproximadamente unos 90 grados ya que está bien caliente, soplamos para que tome la forma”, cuenta la artesana Alberta, mientras pacientemente, frente a la llama del soplete, fabrica una a una diversas esferas.
Luego viene el metalizado y el decorado, en donde la imaginación y el buen pulso, son esenciales.
Y aunque proceso pareciera relativamente sencillo, su valor radica en que cada una está hecha a mano y el diseño es una creación original de los artesanos… ninguna esfera es igual a otra.
Para Alberta y su familia, cada esfera de Navidad representa deseos cumplidos y sus ganas de triunfar.
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