Ante los efectos y consecuencias generadas por la pandemia de la covid-19 y la partida de seres queridos, en estados como Puebla y, en general, en todo el país, la celebración del Día de Muertos aumenta.
El historiador Eduardo Merlo Juárez, asesor cultural del Museo de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (Upaep), explicó que a 20 meses de vivir con la pandemia de la Covid-19, la población busca recibir este año a sus difuntes como en el pasado, por ello, se aprecia un aumento en la celebración.
“En el 2020, muchas personas no pudieron recibir a sus difuntos como se estaba acostumbrado. En este año, ya lo pueden hacer con las medidas protocolarias que siguen vigentes para protegerse de los contagios. Sin duda que revive y se refuerza esta fiesta del Día de Muertos con gran esplendor y alegría”, apuntó.
Para el investigador, el Día de Muertos es una tradición que absorbe lo que proviene del Halloween y lo convierte en parte de las festividades de los Fieles Difuntos que se extenderán hasta el 2 de noviembre.
“La gente que se viste de bruja, que se viste de diablo o de algún personaje de horror, pierde ese horror y lo convierte en algo simpático, como son las Fiestas del Día de Muertos. El Día de Muertos toma al Halloween y lo convierte como un elemento más en nuestra manera de pensar y celebrar estas fiestas, con desfiles de catrinas y catrines, disfraces y caracterizaciones de personajes de horror, entre las nuevas generaciones. Lo importante es que siempre están presentes nuestros ancestros”, expresó.
Merlo Juárez explicó que la celebración del Día de Muertos es un intercambio entre vivos y muertos, que toma mayor fuerza entre la sociedad y la nueva generación de jóvenes, con los desfiles de catrinas y catrines, Fridas, disfraces y alebrijes.
“Las expresiones de vestirse, disfrazarse y bailar en estas festividades del Día de Muertos, los jóvenes las han tomado como propias. Sin duda, se trata de la última innovación que se presentan en estas celebraciones que vienen desde nuestros ancestros”, comentó el historiador.
El culto a los muertos y el gusto de las personas por los difuntos tiene sus antecedentes en el mundo prehispánico, es decir, hace más de 35 siglos; mientras que, con la llegada de los españoles, se registró un cambio.
“Cuando los españoles llegaron hace 500 años, la tradición ya tenía 30 siglos de existir, es decir, estamos cerca de los 35 siglos de que estas celebraciones y culto a los muertos se conmemoren. A través de las creencias, de las prácticas rituales, se transmite la creencia de que los muertos van a descansar a algún lugar y les dan permiso de regresar y visitar cada año a sus parientes vivos”, apuntó.
Comentó que en cada una de las ofrendas que colocan las familias poblanas, se aprecian a los sus seres queridos que ya fallecieron y se les busca compartir elementos que puedan necesitar cuando regresen al lugar en donde descansan.
AFM