Apoyándose sobre la barra, Javier Gerardo Chapa González habla sobre el legado de su padre, Don Jesús Chapa Martínez, quien estuvo al frente del bar restaurante Lontananza por más de 60 años, siendo uno de los establecimientos históricos de Monterrey.
Las botellas aún tienen las mediciones de tragos servidos, las cartas se mantienen en su sitio, así como el último corte de caja, fechado el 17 de marzo del 2020, tras el cierre por la emergencia sanitaria decretada por el estado.
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"La verdad, el Lontananza no cerró por la muerte de mi padre, cerró por la pandemia, desde el 17 de marzo tenemos cerrado, esa es la verdad", resalta Javier Chapa González, quien ahora está al frente del negocio, ubicado en Aramberri casi esquina con Juárez.
Tragos de historia
Con exactitud, no se sabe cuándo inició el bar Lontananza. Una frase sobre el mostrador de bebidas indica “Desde 1910”, pero los dueños no tienen algún documento para comprobar su antigüedad.
Hay algunas referencias, como en el periódico El Regiomontano que narra el incidente de un cliente, quien se rehusó a pagar la cuenta y el carruaje que lo trasladó hasta su domicilio, en 1915.
"Es interesante el origen del nombre, el Lontananza hace referencia a la lejanía. Y eso decía mi padre, que le contaban que, de aquí, en la calle Aramberri al norte, no había nada. Cuando mi padre agarró Lontananza, el techo era de lona", agrega Chapa González.
Legado a preservar
Fue a través de un cuñado que Jesús Abraham Chapa Martínez tomó la administración del bar en 1962. Por entonces, la familia de Jesús Chapa y su esposa Margarita González aún vivían cerca de la Alameda, en el centro de Monterrey.
El establecimiento aún estaba en la esquina de Juárez y Aramberri -hace 11 años se trasladó hacia el oriente-, siendo visitado por obreros de las diversas fábricas, políticos y deportistas.
Otra de sus leyendas hace referencia a la visita de un joven Fidel Castro, atraído por el ambiente beisbolero de la época. Sin embargo, una vez más, no hay fuente que lo confirme.
"Dicen que aquí estuvo, pero no tenemos fotografías o documentos. Pero sí, cuando estábamos en la esquina, las personas de antes platicaban eso, que Fidel estuvo aquí antes del estallido de la Revolución Cubana", dice Javier Gerardo Chapa González.
Personajes como el boxeador José Ángel “Mantequilla” Nápoles, los ex alcaldes Luis M. Farías, Benjamín Clariond, así como el propietario de los Sultanes, José “Pepe” Maiz, entre muchos otros.
"Mi padre fue de grandes amigos, sinceros, de esa gente honesta. Mi señor era de a de veras, era leal, a todo mundo recibía y despedía correctamente del bar", agrega su hijo.
Los tradicionales platillos como asado de puerco y arroz, caldo de res, picadillo con papas, acompañados de tortillas quemadas forman parte de su oferta, que se ofrecen sin costo mientras se degusta de una cerveza fría.
Esperan autorización
El bar ha permanecido cerrado desde el pasado 17 de marzo. Un moño negro cuelga aún de su entrada principal desde las últimas semanas.
Los tiempos de la pandemia no dieron tregua a Don Jesús. Su rutina de despertar a las seis de la mañana, alistarse y abrir personalmente el negocio, fue interrumpida por el confinamiento.
"Mi padre no lo entendía, se ponía algo incómodo, un poco inquieto. Me decía: Javier, ¿por qué no abrimos?, ¿cuándo va pasar esto? Pero un mes se hicieron dos, y a la edad de mi padre se me puso mal, no entendía qué pasaba", afirma Javier Chapa.
Mientras conversamos frente a la barra, Javier toma algunas cartas, cortes de cajas, cuentas de clientes que se quedaron por pagar, todo en orden como lo dejó Don Jesús.
Afirma que mantienen una estrecha relación con Heineken México -antes Cervecería Cuauhtémoc- para alistar la reapertura del Lontananza, aunque no hay fecha clara.
"El bar Lontananza va a estar abierto cuando podamos atender a la clientela correctamente. No queremos brincarnos a las autoridades o hacer las cosas mal, tenemos seis meses cerrados y queremos hacer las cosas bien", indica.
Don Jesús Chapa falleció el pasado 4 de septiembre, a la edad de 91 años y 11 meses. Le sobreviven sus hijos Jesús, Jorge Luis, Javier y Juan de Dios, quienes desean continuar el legado de su padre.
"Lo que hizo mi papá no será igualado, son más de 60 años de trabajo intachables, al pie del cañón de su negocio, entonces tenemos que echar adelante este negocio".