Lo más significativo de que la compañía de danza Barro Rojo se presente en el Palacio de Bellas Artes, asegura su directora, Laura Rocha, es que se recupera el recinto más emblemático del país para la danza contemporánea.
“Para un proyecto de danza independiente que ha logrado sobrevivir a administraciones de distintos colores, a carencias económicas y apoyos del Estado, a vaivenes de la política cultural y a una realidad en donde es cada vez más difícil realizar cualquier actividad artística o poder hacer una reflexión sobre el lugar que habitamos. En eso radica la importancia de una función en el Palacio de Bellas Artes, la oportunidad de aprovechar la repercusión social que posee, aunque sólo sea momentánea”.
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De tal manera que la celebración es para toda la danza independiente, y cobra sentido debido a que Barro Rojo se ha construido en algunos momentos a la sombra y cobijo de este recinto, por eso es un marco ideal para mostrar “nuestras circunstancias, nuestras búsquedas y las necesidades artísticas que nos dan vida”.
En balance
Rocha dice a MILENIO que su deseo es que las obras hablen de su postura ante la vida: “Si tenemos la suerte de tocar a la gente con lo que hacemos escénicamente, es un gran privilegio. Poder hacer danza en estos momentos de cambios, no sólo económicos, sino políticos, me parece algo que debemos agradecer”.
Foto: cortesía Barro Rojo
Explica que el programa Bailar sin tregua consta de 2 obras: Mextridente y Epifanía. La primera es un viaje a su pasado y a las distintas culturas de México. Es poner en la discusión y reflexión los temas más apremiantes que como país es urgente resolver.
“En Mextridente nos expresamos desde la tradición que da sentido al ser mexicano, nos permite clarificarnos sobre nuestro sentir, de entender esta etapa del México contemporáneo y tratamos de hacerlo desde la suma de culturas que somos, de lo que estamos conformados como mexicanos. Asomándonos a eventos del pasado que nos conforman como lo que somos, desde una mirada actual. Es tratar de entender desde dónde venimos y que nos conforma como nación”.
Epifanía, obra de Miguel Gamero, coreógrafo joven pero muy experimentado en el ámbito escénico y femenino.
“Los personajes de la obra son mujeres que establecen expresamente la necesidad de hallar figuras imaginarias despojadas de falsos oropeles, invadiendo el mundo de lo concreto, cada uno de ellos proyecta su dimensión actual a la vez que encarnan el símbolo de ancestrales mentiras, con ello intentan llevarnos a la liberación interior. A la más primitiva simplicidad de la existencia”.
¿Cuál es el balance de estas cuatro décadas?
"Tras muchísimos años de trabajo escénico ininterrumpido, en una gran diversidad de foros y escenarios, en lugares específicos para la danza y en otros no aptos para ello y en prácticamente todos los estados de la República, con una enorme diversidad de públicos, no podemos más que congratularnos por el camino andado, muchísimas más satisfacciones que desencantos".
Foto: cortesía Barro Rojo
"Poder ver el crecimiento profesional de los bailarines, el alto nivel interpretativo que van adquiriendo, su desarrollo como profesores, como coreógrafos, el balance definitivamente es positivo. Nos mantenemos fieles a nosotros mismos y a nuestras necesidades, siempre basándonos en nuestros principios estéticos y éticos, ponderando las necesidades expresivas, por sobre corrientes de moda, nuestra agrupación sigue interesada en la condición del ser humano y de sus circunstancias, y de eso creemos que se trata el arte, de confrontarte con lo que no estás de acuerdo, de entenderlo. No resolvemos la vida de nadie, tal vez ni la de nosotros mismos, pero nos ayuda a entender lo que pasa a nuestro alrededor y en nuestra intimidad profunda, una de las fortalezas de la compañía es hacer tierra con nuestra realidad; una realidad terrible, efervescente, que nos pone en un estado de irritación y a veces, de desaliento".
¿Qué sigue para Barro Rojo?
"Tratar de mantenernos vigentes, seguir explorando en procesos de investigación, continuar en la línea del riesgo estético, no conformarnos con los logros escénicos obtenidos, con los hallazgos encontrados en diferentes obras, ir más allá. Fortalecer y vincular el trabajo creativo de los integrantes con nuevas formas de expresión. En síntesis, seguir preparándonos experimentando y formando nuevos cuadros que le den continuidad a este proyecto".
"Aunque nos quedan varios pendientes, pues seguimos con la interrogante de cómo asegurar el futuro de las nuevas generaciones de jóvenes bailarines y coreógrafos y el presente contundente de las agrupaciones y compañías que han trabajado por muchos años forjando nuestra historia dancística".
Foto: cortesía Barro Rojo
"Las artes escénicas, el arte, la danza, sin dudarlo hace mejores personas. Seguiremos fortaleciendo este proyecto como un sitio que estimula el desarrollo individual, colectivo y artístico, que propicie perfiles más sólidos que se proyecten y extiendan para continuar los futuros caminos de la danza, un espacio de crecimiento profesional para bailarines, de impulso para nóveles coreógrafos y docentes comprometidos, iluminadores, videastas, fotógrafos, diseñadores y una larga enumeración de gente creativa".
"Queremos mantener viva la certeza de cambio, la esperanza de un país más justo e igualitario, donde haya cabida al reconocimiento de nuestra profesión, con las garantías de seguridad social, tan necesarias. Los artistas somos un reflejo del proceso social, un crisol que nutre sus propuestas estéticas de la realidad, de su entorno, es por ello que debemos lograr ser fieles a nuestro contexto y no ceder, buscar y exigir los cambios necesarios".
hc