El Jardín Botánico Cosmovitral fue diseñado por Leopoldo Flores y construido por Bernabé Fernández García, quien compartió, se trata de la estructura más representativa del Estado de México y la más grande del mundo de su tipo.
Comentó que junto a su equipo de trabajo tardaron 3 años para hacer la parte vertical, las 37 ventanas y los vitrales internos conocidos como el Hombre de Fuego y la Andrómeda.
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“En ese tiempo trabajaba en el Centro de Investigación y Desarrollo Artesanal del gobierno del estado, de ahí me invitaron a instalar un taller de vitrales a donde llegó Leopoldo Flores para entrevistarme, desde ahí acepté el trabajo y me dio libertad de adaptar su diseño a la técnica del vitral”.
El vidrio que se usa para este tipo de trabajos, dijo, se fabrica con una técnica muy vieja: se sopla un cilindro de 45 cm y se corta verticalmente, se mete a un horno y al calentarse se desdobla; sin embargo, este tipo de materiales con las dimensionas necesarias no se encuentra en México, por ello la mayoría se trajo de Chicago.
“Incluso llegó vidrio alemán, ahora lo traigo de Estados Unidos y en el pasado venía mucho de Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Checoslovaquia”.
Antes de este proyecto, Bernabé se formó en artes plásticas con maestros como el muralista Orlando Silva y el escultor Adolfo Villa; después en Ciudad de México se especializó en la técnica del vitral en la escuela del diseño y artesanías del INBA donde aprendió con José Chávez Morado y Rosendo Soto.
“Después regresé a Metepec pero no había mucha demanda, fue hasta 1973 que me invitaron a Lerma a poner un taller y estuve 8 años dando talleres en la UAEM, a medida que me di a conocer empezó a crearse el interés y a pedirme trabajos, desde una puerta hasta el cosmovitral”.
Elegir el tema es el primer paso, ya sea figura humana, paisajes, animales, etc., "después empezamos a cortar el vidrio que se une con una cañuela de plomo y se ensambla pedazo a pedazo, al termina se suelda, queda un canal que se sella con un mastique a base de aceites y cemento gris para que no se acumule polvo ni agua”.
Actualmente en su taller trabajan 3 generaciones, ya que su hijo y nieto siguieron sus pasos, por ello se reúnen para preservar esta técnica y crear vitrales que llenan de luz y color cada espacio al que llegan.
LC