La primera residencia de creación de 2025 del Museo Universitario del Chopo se trata de una intervención editorial performativa a cargo de la artista argentina Gabriela Halac y el editor barcelonés Lluc Mayol.
El proyecto convoca a editoriales, bibliotecas, centros culturales y público en general a donar libros considerados como excedentes de su colección.
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Durante un conversatorio, organizado por el recinto, Halac y Mayol hablaron de los inicios de Biblioteca negra, en 2022, cuando empezaron a reunir libros que otras personas no usaban para resignificarlos a través de procesos de edición experimental: “No es un proyecto que está cerrado, sino que también es un proyecto de edición situada que se hace en la medida que se desarrollan estas residencias”, explicó Gabriela Halac.
En esta ocasión los libros serán intervenidos en el Museo Universitario del Chopo entre el 30 de enero y el 9 de febrero de 2025. Además formarán parte de una exposición y posteriormente serán donados a bibliotecas de Ciudad de México con el propósito de que formen parte de su acervo.
Sobre los inicios, recordó Lluc Mayol, “empezamos a encontrar conexiones con proyectos que estaba editando, libros que tenían un componente político, que tenían una vida política y que estábamos trabajando desde lugares muy distintos pero desde un mismo deseo”.
Fue así que Halac y Mayol empezaron a intercambiar mensajes para darle cuerpo a un texto “desde el punto de vista de intentar ponerlo todo en un papel, imprimirlo y distribuirlo, pero de golpe nos dimos cuenta que no tenía sentido porque de lo que trataba el texto era de poner en cuestión estos procesos. Entonces dijimos ‘esto no puede acabar en una publicación más que se distribuye o no se distribuye… Tenemos que ir más a fondo’”, agregó el editor.
Así empezaron a investigar y a pensar en otras posibilidades para conectar con libros que no han podido ser distribuidos o libros que pertenecían a alguien que ya no sabía qué hacer con ellos porque se muda, cambia de vida o de intereses.
Además de darle otras posibilidades a los libros, explicó la artista y editora argentina, la Biblioteca negra es un proyecto de investigación sobre la industria editorial: “Hay muchas historias en torno a cómo se producen los libros hoy y que se conocen muy poco. Siempre vemos a los libros como algo bueno, algo que nos aporta, pero desconocemos bastante cómo están hechos y muchas veces es de una forma que habla exactamente de lo opuesto de lo que el libro habla”.
“Ambos trabajamos sobre la censura, sobre los libros prohibidos, y de pronto nos enteramos que las propias editoriales destruyen parte de sus ediciones para no pagar bodegas y que el libro se produce en ciertas cantidades en relación a los territorios de las librerías que se quieren ocupar. Entonces, todo este componente colonial del libro nos pareció sumamente provocador para también hacernos cargo desde nuestro propio rol de editores de cuáles son esos extractivismos y esas prácticas editoriales de las que no se habla y que también nos llevan a reflexionar en las futuridades del libro, qué otros libros son posibles y si es posible ver al libro de otro modo para generar otras prácticas editoriales y construir otras afectividades al hacer libros”.
Como editores, dijo Gabriela Halac, algo que les interesa es reflexionar sobre el cuerpo del libro. De ahí que la política de Biblioteca negra es “ennegrecer” libros que están destinados al olvido “y compostarlos, que nos permitan ser abono de otro pensamiento en torno a lo que un libro puede ser y ver cómo podemos vincularnos de otras formas con ellos”.
Finalmente, compartió Gabriela Halac, el arte les permite que los libros considerados excedentes para otras personas tengan un lugar en una biblioteca. Además, el proyecto busca generar conversaciones que se construyen de manera permanente sobre cuál es el lugar de los objetos intervenidos.
PCL