El famoso cuadro de autor anónimo que se reproduce en los libros de historia para hablar de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México como el gran símbolo de la Consumación de la Independencia de México, será la imagen del nuevo billete de 20 pesos que en breve podrá en circulación el Banco de México (Banxico).
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La información obtenida por MILENIO revela que el billete de esta denominación tendrá la imagen de este hecho histórico registrado el 27 de septiembre de 1821, y que dio origen a México como nación. Esta famosa obra del siglo XIX recrea el momento de la entrada del Ejército de las Tres Garantías a la Plaza Mayor.
El ejército formado por las tropas insurgentes, comandadas por Vicente Guerrero, y las realistas, encabezadas por Agustín de Iturbide, ingresó por la calle de Plateros –hoy Francisco I. Madero–, que estaba flanqueada por el Palacio de los Azulejos y la iglesia franciscana de la Tercera Orden, donde ahora se levanta la Torre Latinoamericana.
Después de 11 años de lucha independista iniciada la madrugada del 16 de septiembre de 1810 con el levantamiento armado de cura Miguel Hidalgo, en Dolores Hidalgo, llegó a su fin la guerra de Independencia
El Instituto Nacional de Antropología e Historia refiere que tras la firma de los Tratados de Córdoba, Juan de O'Donojú convenció a Francisco Novella, el virrey al que llegaba a sustituir, que desocuparan la capital de la Nueva España el 23 de septiembre de 1821.
Expone que cuatro días después, el 27, el Ejército Trigarante hizo su entrada triunfal a la ciudad de México. Ahí, el presidente del Cabildo le hizo entrega a Iturbide de las llaves de la ciudad. Al día siguiente, quedó formada la Junta Provisional Gubernativa y la Regencia, dando paso a la firma del Acta de Independencia del Imperio Mexicano.
México-Tenochtilán
De acuerdo con la información obtenida, el billete de 50 pesos reproducirá “la fundación de México-Tenochtitlan que aparece en el dorso del Teocalli de la Guerra Sagrada, escultura mexica que data aproximadamente de 1507 d.C”, por recomendación del arqueólogo Leonardo López Luján, director del Proyecto de Templo Mayor.
Esta obra, precisa el experto, “se exhibe en la Sala Mexica del Museo Nacional de Antropología. La escultura, única en su tipo, marca como fecha mítica de fundación a 2-Calli, es decir, 1325 d.C”.
López Luján refiere que fue el ministro Lucas Alamán que notificó la aparición de un “pedazo de piedra que tiene figurados de medio relieve las armas del Imperio Mexicano y otros signos”, en agosto de 1831, lo encontraron en los cimientos del torreón sur del Palacio Nacional, donde anteriormente se encontraba el antiguo palacio de Moctezuma, aunque el monolito elaborado en basalto y pigmento rojo, se extrajo en julio de 1926 y fue llevado al entonces Museo Nacional.
Para el diseño de ambos billetes, el Banco de México expone en su página oficial que cuenta con un consejo asesor para elegir las imágenes y los textos representativos en el papel moneda. El consejo está conformado por diversas instituciones, entre ellas: El Colegio Nacional, la Academia Mexicana de la Lengua, el Instituto Nacional de Bellas Artes, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la Secretaría de Cultura.
Particularmente, en la Academia Mexicana de la Lengua, presidida por el escritor Gonzalo Celorio, existe una comisión de consulta que encabeza el narrador, ensayista y cronista, Felipe Garrido, en el que participa además el poeta, editor, crítico literario y bibliófilo, Adolfo Castañón, entre otros especialistas.
Castañón explica que como expertos de la lengua, son consultados por el Banco de México, y aunque ellos hacen sugerencias sobre las leyendas que imprime en el papel moneda, la última palabra la tiene Banxico.
Además...Todas las formas de la memoria...
Felipe Garrido explica que sobre el tema de los 500 años de la memoria de México-Tenochtitlan, la Academia recomendó a Banxico que se omitiera el artículo “la”. Esa sugerencia se hizo porque al colocarle el artículo “estarían convirtiendo la memoria histórica en un objeto. Si fuera una obra se podría llamar así, en cambio, sí decimos 500 años de memoria histórica queda abierto a todas las formas de memoria que se puedan imaginar”.
caov