Blancarte: “Peligroso, introducir religión al espacio público”

Libro

Roberto Blancarte reflexiona sobre la relación entre credos y Estado; Bernardo Barranco, coautor.

Coautor de "AMLO y la religión". Héctor Téllez
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Desde el título del libro que los reúne viene la esencia del llamado que hacen Bernardo Barranco y Roberto Blancarte: AMLO y la religión. El Estado laico bajo amenaza (Grijalbo, 2019), sendas reflexiones acerca de los peligros que enfrenta no solo la libertad religiosa en nuestros días, sino además la libertad de conciencia, como explica Blancarte, colaborador de MILENIO.

“El libro es una advertencia sobre el peligro de introducir la religión al espacio público, al espacio de la política y de la función pública: nosotros no deberíamos de estar preocupados por lo que el presidente de la República, los gobernadores o los presidentes municipales creen en sus convicciones religiosas o filosóficas personales; sin embargo, lo estamos porque esas convicciones personales las están metiendo a la labor pública y eso sí ya nos afecta a todos”.

AMLO y la religión se concibió como un espacio para mostrar las contradicciones del presidente López Obrador en la relación entre Iglesia y Estado, donde lo mismo se reproduce un gesto populista, pero agudizado, porque en su caso hay dos vertientes: “la personal, su convencimiento de que debe salvar al país, lo tiene que purificar, tal como él mismo lo ha dicho; y la lógica de que está generando clientelas políticas que, espera le sean afines a él o a su partido”.

“Bernardo Barranco está un poco más convencido de que la intención de López Obrador es más política y yo enfatizo la idea de que realmente es un converso, lo cual lo hace más peligroso, porque realmente está convencido de que quiere salvar al país, lo quiere purificar.

“Mientras Bernardo cree que juega con la lógica de generar nuevas clientelas políticas en estos nuevos mercados que se han abierto con todas estas nuevas iglesias que quieren tener una mayor participación en la vida política y social del país”, explica Blancarte en entrevista.

Libertad de conciencia

Cuando se habla de los peligros de eliminar el principio de separación Iglesia y Estado, entre los ámbitos del Estado y los de las iglesias, también se debe tomar en cuenta la separación entre lo público y lo privado, con funcionarios públicos que quieran introducir sus creencias personales a través de la función pública e introducir una determinada moral al conjunto de la población.

“Todo mundo tiene derecho a tener una concepción moral; por lo mismo, una de las cosas que la modernidad ha hecho es el respeto a lo que llamamos la autonomía moral del individuo. No todos estamos de acuerdo en lo que es moral y lo que es inmoral.

“Por ejemplo, el presidente López Obrador cree que es inmoral, y desde su perspectiva tiene razón, que un gran empresario pida exenciones fiscales. Puede ser que tenga razón, pero yo puedo decir que es inmoral que él diga eso y tenga a Bartlett en su gobierno. Nunca nos vamos a poner de acuerdo en lo que es la moralidad”, asegura Roberto Blancarte.

Una autonomía moral que se defiende no imponiendo una a toda la población, insiste el investigador, mucho menos la de un funcionario específico, sea el presidente de la república, un gobernador o un presidente municipal. Y ese es uno de los grandes riesgos de eliminar el principio de separación y no entender que la función del Estado laico no nada más es defender la libertad de religión, sino también la libertad de conciencia.

Por ello, los autores de AMLO y la religión están convencidos de que esta dinámica no sólo transformaría el balance del poder en México, sino llevaría a redefinir los conceptos de Iglesia y Estado. 

Al servicio de un Estado laico

La libertad de conciencia no solo se refiere a lo religioso, también habla de las preferencias sexuales, las políticas o las sociales, “y el Estado laico sirve para eso; por eso no se puede casar con una o con varias religiosas, iría en contrasentido de la necesaria libertad que todos tenemos para elegir entre una o varias opciones, siempre y cuando se respeten los derechos de terceros y el orden público”, a decir de Blancarte.


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