La historia conmovedora e inspiradora de una persona que comenzó de la nada, que lo único que tuvo claro en la vida fue su vocación absoluta, su pasión por la cultura, su capacidad de trabajo y entrega que le permitió nadar contra las corrientes predominantes del arte de su época, superando obstáculos personales y profesionales para llegar hasta donde está hoy en día, es lo que ofrece el documental Botero, el cual presenta la vida y obra del artista colombiano.
Para celebrar sus 70 años de trayectoria profesional, Fernando Botero (Medellín, Colombia, 1932) compartirá con sus seguidores esta cinta de 82 minutos del director canadiense Don Milla, dice a M2 Lina Botero, hija del reconocido creador.
La premier en Ciudad de México será el 29 de abril, pero el estreno nacional se llevará a cabo el 3 de mayo en 18 ciudades y 39 complejos de cine.
El documental, grabado durante 19 meses en 10 ciudades del mundo como Medellín, París, Nueva York, Pekín, la italiana Pietrasanta (donde reside) y la francesa Aix en Provenza, lugar donde se realizó la muestra Botero, diálogo con Picasso, en 2017, ofrece una visión fresca del artista plástico.
“Eso se logró a través de muchas cosas: encontramos mucho material de archivo histórico, verdaderas joyas que de alguna manera habían quedado olvidadas; se hicieron muchas entrevistas con los hijos, con la familia y con personas del mundo del arte. Hay más de 20 entrevistados, incluido el propio Botero en su estudio en Montecarlo y en inauguraciones de sus exposiciones”.
Lina Botero, quien también es productora ejecutiva del documental, asegura que hay secretos reveladores “porque van a descubrir un aspecto más personal de Fernando Botero, lo conocerán en su intimidad, ya que todos lo identifican como artista. Para mucha gente este documental ofrecerá una visión fresca”.
Este trabajo, indica, posiblemente aclarará varios malentendidos de lo que es su obra, porque para algunos Botero es el artista que pinta gordas; sin embargo, eso no tiene que ver con su obra. “Puedo decir que no hay ningún interés en la gordura ni en la flacura, lo que hay es una intención por exaltar la belleza a través del volumen en la sensualidad”.
El documental recupera momentos en los cuales él está trabajando en una escultura monumental, con energía y entusiasmo de un artista joven. Él dejó de hacer esculturas hace unos cuatro o cinco años porque representaba un enorme esfuerzo físico, considerando que el próximo 19 de abril cumplirá 87 años.
“Mi padre es una persona muy sencilla, trabajadora y comprometida con sus convicciones artísticas y con su país; es una persona de infinita generosidad, modestia y sencillez, y eso es lo que se comunica en el documental”.
Sobre la relación del narcotráfico y el arte, Lina Botero asegura que “jamás en la vida Fernando Botero vendió una obra al narcotráfico, ¡jamás! Eso es totalmente impensable, nunca hubo una propuesta, nunca hubo un acercamiento en ese sentido. Lo que pasa es que el narcotráfico, como es obvio, en un momento invirtió en arte mundial, y debo decir que mucha de la obra que veíamos en televisión era falsa. Ese es un tema que jamás le ha preocupado a mi papá”.
La obra de Botero se ha visto en Taiwán, Corea, Singapur y China, donde, por cierto, su exposición fue apreciada por más de un millón y medio de espectadores: “En todas partes sus muestras son recibidas con gran entusiasmo porque la obra de Botero no necesita intermediarios para ser comprendida, a diferencia de lo que sucede hoy en día en el mundo del arte contemporáneo, que con frecuencia necesita una explicación. Mi padre sostiene que el arte mientras más local, más universal”.
No hay nada que le provoque más entusiasmo a Fernando Botero que seguir creando, por eso trabaja de 10 a 19 horas, se detiene solo para comer en soledad porque siente que la compañía interrumpe su flujo creativo. Él, afirma su hija, se siente muy feliz.
PRODUCCIÓN
NUEVOS MATERIALES
Lina Botero comenta que a raíz del documental se encontraron algunos bocetos donde se pueden leer comentarios del propio artista colombiano.
OTRA VISIÓN
La cinta revela cómo en sus inicios aprendió copiando, haciendo réplicas de las obras de grandes artistas.
DESAFÍO ARTÍSTICO
Uno de sus momentos más críticos fue cuando el pintor decidió moverse a Nueva York, en un momento en el que estaba de moda el arte abstracto.