“Botero representó con gran profundidad críticas feroces”: Roxana Velásquez

Revivimos algunos de los momentos del pintor colombiano en México, cuando celebró 80 años de vida en Bellas Artes; además te contamos su vínculo con el narcotraficante Pablo Escobar.

En 2012 Botero celebró sus 80 años de vida con una exposición en Bellas Artes. (Foto: Jesús Quintanar)
Ciudad de México /

Fernando Botero, identificado como uno de los artistas más influyentes del siglo XX y conocido por sus esculturas y pinturas de figuras voluptuosas, falleció a los 91 años a consecuencia de una neumonía, dejando como legado muy buenos recuerdos en México, el país que le abrió las puertas de su máximo recinto cultural para celebrar sus 80 años de vida con una magna exposición.

Su hija, Lina Botero Zea —desde su residencia en el principado de Mónaco—, dijo a una radio colombiana que su padre, quien nació en Medellín, Colombia, el 19 de abril de 1932, falleció en paz y en compañía: “Murió tranquilamente y en paz. Estábamos agarrados de la mano, dio su último suspiro y se fue en paz”.

​El presidente colombiano Gustavo Petro se pronunció en redes sociales al enterarse del deceso del gran artista: “Ha muerto Fernando Botero, el pintor de nuestras tradiciones y defectos, el pintor de nuestra violencia y de la paz”.

Artista Excepcional

“Botero fue un artista excepcional. Tuvo la capacidad de observar su entorno y representar con gran profundidad críticas feroces envueltas de una aparente sencillez infantil y gran sentido del humor”, dijo a MILENIO Roxana Velásquez, directora del San Diego Museum of Art, y quien organizó la exitosa exposición del artista colombiano en el Palacio de Bellas Artes, visitada por 300 mil personas.

La exposición en el Palacio de Bellas Artes fue visitada por 300 mil personas. (Foto: René Soto)

Velásquez conoció a Botero, vio sus obras, no solo en Colombia, sino en muchos otros lugares del mundo, ya que el pintor tuvo unas 60 muestras en diversas ciudades del orbe.

“Recuerdo sus magníficas piezas en el Museo Nacional de Bogotá. Y por supuesto que organizar la exposición de Botero en el Palacio de Bellas Artes, aunque ya la instaló mi sucesora, fue una gran experiencia”.

Exponer en el Palacio de Bellas, destacó Botero en ese momento: “marca sin duda uno de los momentos más trascendentales de mi carrera artística, que se ha extendido por cerca de 65 años. Fue en México en donde entendí que el arte local podría ser también un arte universal. El contacto con México y su arte me confirmó la idea de que debería inspirarme en mi tierra y en mis recuerdos para el desarrollo de mi obra”.

Entre las exposiciones de Botero en México se cuentan las organizadas en el Museo Tamayo, en 1980; el Museo MARCO de Monterrey, en1999, y el Antiguo Colegio de San Ildefonso, en el 2000.

El arte y el narco

Botero, quien aseguraba que pintaba para él por placer, y siempre aclaraba que no pintaba “gordos”, estuvo envuelto de forma gratuita en ese ambiente generado por la marea de violencia que se vivió en Colombia, cuando el cartel era comandado por el narcotraficante Pablo Escobar Gaviria.

Durante su estancia en México, por su exposición en Bellas Artes, Botero dijo a MILENIO que el mercado del arte ya no estaba en las manos de los narcotraficantes colombianos; su obra era una de las preferidas del capo colombiano Pablo Escobar, muy a pesar del artista.

Luego de hablar de lo vivido en sus entonces 63 años de trayectoria, que lo habían colocado en la cúspide del mercado del arte, Botero compartió una anécdota que no le dejó buen sabor de boca.

Decía que el narcotráfico tenía tal capacidad económica en Colombia que le permitía tener lo que quisiera: “A mí me pasó un incidente que me molestó mucho. Cuando pusieron una bomba en la casa de Pablo Escobar, encontraron que ahí había un cuadro mío, afortunadamente había también cuadros de Chagal, Picasso, Miró y Dalí”.

“Pero la prensa destacó en sus encabezados que había un Botero en la casa de Pablo Escobar. Me molestó mucho que mi nombre estuviera unido al de él, entonces fui con el director del periódico El Tiempo, que era muy amigo mío, y le pedí que por favor escribiera una editorial diciendo que consideraba ‘repugnante’ que Pablo Escobar tenga un cuadro mío y que mi nombre esté unido al de él”.

“Él me dijo: ‘mira mijito, yo lo publico, pero mañana. Váyase de Colombia porque no le gustará nada ese artículo’. Efectivamente, al día siguiente me tocó hacer maletas”.

El pintor colombiano señalaba que eso había terminado, que los capos ya no vivían de esa forma ostentosa, como en los 80: “Viven en la clandestinidad, y el mercado del arte ya no existe en las manos de esa gente, afortunadamente”.

La posesión de uno de sus cuadros en la colección del Pablo Escobar, la confirmó a MILENIO la esposa del narcotraficante, Victoria Eugenia Henao, ahora llamada María Isabel.

En 1993, cuando Pablo Escobar Gaviria fue abatido, el estado colombiano se quedó con el 60 por ciento de las propiedades. No así con las obras de arte que tenía su familia, que le sirvieron a su esposa para negociar su vida y la de sus hijos, Juan Pablo y Manuela.

Fue un año el tiempo que a Victoria Eugenia Henao le llevaría concretar el trato con los Pepes, el grupo paramilitar encabezado por Carlos Castaño que, junto con el cártel de Cali, fueron los grandes adversarios de Pablo Escobar. Un cuadro de Salvador Dalí y algunas obras más de Fernando Botero y de otros artistas, fueron parte de la negociación.

PCL

  • Leticia Sánchez Medel
  • letymedel@yahoo.com.mx
  • Reportera cultural, cursó la maestría en Periodismo Político, es autora de tres libros sobre la historia inédita del Cervantino.

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