La actriz y directora italiana Asia Argento lamentó la muerte del chef y presentador de televisión Anthony Bourdain, con quien sostuvo una relación tras conocerse en 2016 durante la grabación en Roma de un episodio de la octava temporada de Parts Unknown.
"Anthony dio todo de sí mismo en todo lo que hizo. Su espíritu brillante y valiente tocó e inspiró a muchos y su generosidad no conocía límites. Fue mi amor, mi roca, mi protector. Estoy más que devastada. Mis pensamientos están con su familia. Les pido que respeten su privacidad y la mía", escribió Argento en Twitter.
Cuando se conocieron, Argento formaba parte del área creativa del programa de televisión. A pesar de los múltiples y constantes viajes del chef, ambos procuraron mantener una relación estable.
"Quiero pasar tanto tiempo con ella como pueda", declaró Bourdain en octubre pasado a la revista People, publicación con la que también compartió lo importante que Argento era en su vida.
"Ella sabe mucho más sobre muchas de las cosas que son importantes para mí: la música, los libros, el cine, los aspectos técnicos del cine y el extraño estado de las celebridades, al ser alguien a quien las personas se acercan. Eso es algo que ella ha tratado mucho más tiempo que yo", declaró.
Argento se convirtió en pieza fundamental en el programa Parts Unknown, del que llegó a dirigir un reciente episodio grabado en Hong Kong.
El caso Harvey Weinstein
El año pasado, Asia Argento se convirtió en una de las principales voces contra Harvey Weinstein, el productor acusado por decenas de mujeres por acoso y violencia sexual. La actriz acusó a Weinstein de forzarla a practicarle sexo oral en 1997.
El movimiento #MeToo, en el que Argento jugó un papel fundamental, propició que Bourdain denunciara a dos de sus colegas por conducta inapropiada: a Ken Friedman, propietario de un establecimiento gastronómico en Nueva York, y al famoso chef Mario Batali.
En diciembre, Bourdain publicó en Medium un texto en el que reflexionó acerca de la cultura del abuso:
Claramente estamos en un momento de la historia en el que todos, independientemente de nuestras intenciones, tendremos que mirarnos a nosotros mismos y ver qué rol cumplimos en el pasado, qué cosas vimos, ignoramos, decidimos aceptar como normales o simplemente omitimos. Es importante considerar de qué lado de la historia queremos estar en el futuro.
En las circunstancias actuales, uno debe elegir un lado. Me paro firmemente y de forma inquebrantable con las mujeres.
No por virtud, integridad o indignación moral —como a muchos les gustaría afirmar—, sino porque bien entrado en años, conocí a una extraordinaria mujer con una trágica historia para contar que a su vez me presentó a otras mujeres con vivencias similares.
Les agradezco su coraje y me siento inspirado por ellas. Esto no me convierte en un ser más iluminado que otros hombres que han comenzado a escuchar y prestar atención. Simplemente me convierte, espero, en alguien menos estúpido.
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