En su nueva película de animación, Carlos Carrera desarrolla la historia de una niña que deberá salvar a su madre con la ayuda de extraños y divertidos seres fantásticos. La influencia expresionista y el tratamiento de las emociones humanas son parte de la rúbrica del cineasta.
Lee la reseña de Ana y Bruno en Hombre de celuloide de Fernando Zamora para Laberinto
¿Porqué Ana y Bruno tardó tanto tiempo en llegar a las salas?
Con cualquier película eres uno cuando la empiezas y otro cuando la terminas. Es un mal del cine mexicano y específicamente de la animación. En Ana y Bruno la parte creativa, story board y dibujos a lápiz se hicieron hace casi diez años. El resto fue un proceso muy lento.
En la historia cuestiona lo que entendemos por locura. ¿Por qué lo persigue este tema?
Quería poner sobre la mesa lo relativo que es estar sano o enfermo. ¿Qué percepción se tiene de lo que debe ser un comportamiento adecuado? ¿Qué tan extrema puede ser la reacción normal de una persona ante un evento doloroso? Son cuestiones que traté en un cortometraje documental hace muchos años y me siguen interesando.
Aunque aterrizadas en una película infantil.
Ese era uno de los retos de Ana y Bruno. Quería contarla de manera sencilla e incluir elementos de amistad y amor filial para equilibrar la película.
¿Usa el humor para conectar con la audiencia?
El humor inteligente es fundamental. Hay gente que todavía se pregunta si es una película infantil. Yo sostengo que es para todo el público. Necesitamos dejar de tratar a los niños como minusválidos mentales y emocionales, o como meros consumidores.
Usar seres imaginarios es una buena salida para hablar de la esquizofrenia.
Crear el universo de la película fue la parte más divertida. Una vez que tuve a los personajes, les busqué un rasgo de comedia diferente y afín a una patología.
La muerte es otro de los temas de la película. ¿Cómo hablarles de ella a los niños?
Tarde o temprano nos enfrentamos a la muerte. Siempre será mejor decirles que duele y es triste, y que puede pasarle a cualquiera. Es imposible escatimar el contacto con la realidad.
Sin recursos millonarios, ¿cómo hacer una animación atractiva?
Establecimos un consenso entre producción y recursos técnicos. Al margen del tema y el guión, dotar de vida a dibujos, esculturas o datos para que transmitan emociones hace de la animación un arte. No apostamos al hiperrealismo sino a un estilo de libro infantil.
Y al expresionismo.
Desde mis primeros cortos, pasando por El héroe, es una corriente que me ha acompañado. Me gusta porque mantiene cierta oscuridad a la hora de representar las emociones.
Por una u otra razón sus películas toman bastante tiempo. ¿El cine es un acto de fe?
La vocación por el cine me acompaña desde joven y veo las dificultades como parte del proceso creativo. Ahora estoy buscando mecanismos independientes para no dejar de trabajar.
¿El cine mexicano tiene repercusión social?
A pesar de la variedad de temáticas, me parece atroz que en taquilla repercuta un tipo de cine y me refiero a la comedia romántica, que es lo menos parecido a nuestra realidad