Carlos Prieto Jacqué: “Me interesa también la ingeniería tras mi paso por el MIT”

Lado B

El pasado 27 de enero, el concertista ofreció un recital en el auditorio Octavio Paz del Senado, luego tomó unas hojas que llevaba en el bolsillo y narró cómo ese chelo Stradivarius, que nació en Cremona, Italia, en 1720, terminó en sus manos.

El músico con el escritor Gabriel García Márquez. (Especial)
Angélica Mercado
Ciudad de México /

En la conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto y en recuerdo del embajador mexicano Gilberto Bosques Saldívar, que se realiza en el Senado, este año la cámara organizó el recital Música y poesía de la esperanza, donde la sorpresa no solo fue que el senador morenista Héctor Vasconcelos tocara el piano, sino que lo hiciera de la mano del reconocido chelista Carlos Prieto Jacqué (Ciudad de México, 1937).

El concierto de suaves notas en el auditorio Octavio Paz coincidió con la sinfonía de martillazos, serruchos y otras herramientas que resonaban en el Patio del Federalismo como parte de la remodelación del Senado, en cuyo lobby se montó además una muestra de instrumentos musicales que pertenecieron a judíos perseguidos en la Alemania nazi.

Pero el renombrado chelista mexicano pasó por alto el inconveniente y con una sonrisa contó en siete minutos ante la comunidad judía y legisladores la historia de su centenario instrumento: un violonchelo de 1720 conocido como el “chelo Prieto”, que posee desde hace 40 años.

¿Cómo se enteró y cómo lo consiguió?

Bueno, es un violonchelo que conocí en el taller de un laudero en Nueva York, me gustó mucho el instrumento y después de muchos años lo pude adquirir, pero no sabía nada de la historia.

Dice que lo tiene desde hace 40 años...

Sí, me interesó tanto el instrumento que me puse a estudiar toda su historia, desde 1920 hasta el presente y dentro de esa historia hubo un capítulo muy importante. Son los años de ese instrumento en la Alemania nazi y es lo que estuve contando.

Además de ser un reconocido chelista, ¿qué más hace?

Lo que hago es fundamentalmente dar muchos conciertos y escribir. He escrito 12 libros y un montón de artículos. Y uno de los libros es el que se titula Las aventuras de un violonchelo y ahí narro toda esta historia.

En el auditorio Octavio Paz del Senado, Carlos Prieto interpretó este 27 de enero, junto con el senador Vasconcelos, el Largo de la Ópera Xerxes, de Haendel, y el Adagio de Sonata en La Menor, de Schubert

Luego tomó unas hojas engrapadas que llevaba en el bolsillo y narró que ese chelo Stradivarius nació en Cremona, Italia, en 1720, y está lleno de aventuras, porque no solo perteneció a un descendiente del filósofo judío Moses Mendelssohn, que también era nieto del gran compositor Félix Mendelssohn, Francesco von Mendelssohn.

En la década de los 30, Francesco era un chelista protestante que vivía en Berlín y cuando Hitler llega al poder decide migrar temporalmente al pueblo de Lorrach, Suiza, pero el gobierno nazi impide que salgan obras de arte y las decomisa a sus dueños.

“Como los nazis le hubieran decomisado el violonchelo en la frontera, Francesco compró por un precio irrisorio un violonchelo de fábrica, malo y feo, una bolsa de lona particularmente burda y una bicicleta también usada.

“Con tal violonchelo intentó una primera vez pasar la frontera. Los guardias fronterizos lo detuvieron para indagar adónde se dirigía; Francesco repuso que a tocar música de cámara con amigos suizos. Los guardias examinaron con atención su horrendo violonchelo y lo dejaron pasar. Por la noche, Francesco regresó a su pueblo. Eso lo repitió numerosas veces hasta que los guardias juzgaron innecesario seguir examinando el contenido de la bolsa de lona y se contentaban con saludar un tanto burlonamente a su estrafalario amigo.

“Un día Francesco metió este violonchelo en la bolsa y disimulando a duras penas su intenso nerviosismo saludó como siempre a los guardias y pasó la frontera cerca de Basilea en bicicleta. Ya en Suiza siguió pedaleando, pero lo vencieron los nervios, pues empezó a temblar de tal manera que por poco se cae con el violonchelo a cuestas. Fue así que este violonchelo salió de la Alemania nazi. Francesco vivió unos meses en Suiza y luego como muchos artistas alemanes, judíos y no judíos emigró a EU. Falleció en 1972 y yo adquirí su violonchelo en Nueva York, en 1979, hace 41 años”, cuenta el maestro.

¿Dónde puedo saber más de esta historia? «En el libro ‘Las aventuras de un violinchelo’». (Especial)


En entrevista, el reconocido concertista amigo de músicos como Igor Stravinsky o Dmitri Shostakóvich, se ríe cuando se le pregunta sobre otros gustos, como la economía o la ingeniería que estudió en el Instituto Tecnológico de Massachusetts.

¿No le gusta hacer otra cosa que no sea música?

Me gusta muchísimo la música, me gusta mucho estar practicando chello, dar conciertos.

¿Cuántas horas practica?

Le dedico unas dos o tres horas en la mañana. En la tarde le dedico tiempo a escribir, pues así han salido muchos libros.

¿Y como un músico estudia ingeniería o economía?

¡Eso luego lo contamos!

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