Carta de bienvenida

Cuento

Carta de bienvenida.
Lola Ancira
Ciudad de México /

Cada año la muerte inaugura las fiestas de Yule, en Pictia.Durante los meses previos sus habitantes se preparan para una misma celebración:el solsticio de invierno. Al cumplir la mayoría de edad, el gobierno de Pictiale ofrece a todos los adultos la posibilidad de cumplir un deseo, con dosúnicas reglas: solo se permite elegir a otros humanos, también mayores de edad,y expresarse con una honestidad plena.

La Oficina de Justicia ha convertido los caprichos puerilesen necesidades, en deseos mortales y en un ejercicio catártico que haevolucionado en su ejecución lo mismo que los autores en su malicia yaprehensión. La nieve grisácea que congela el único río que abastece a lapoblación durante prolongados meses, el Clyde (mostrado en toda su majestad enla postal adjunta), ha nublado su juicio por el tiempo suficiente, cegandotambién su entendimiento de la clemencia. En Pictia el perdón se ha vueltoinexistente y el rencor es el único mecanismo que hace avanzar al tiempo.

Dentro de la Oficina existen diversos Departamentos a losque son encausadas las cartas una vez examinadas, entre ellos el deInvestigación, donde se valora el deseo en cuestión. El de Accidentes yPrevención propicia las circunstancias necesarias para lograrlo y evadircualquier tipo de responsabilidad. El de Suicidios asiste a la muertevoluntaria de cualquier interesado, apegado siempre a las normas legales yéticas.

Para asegurar el éxito al cumplir los deseos, se handesignado a tres hombres cubiertos por completo con ropas negras para realizarcualquier tarea con la mayor precisión y a la mayor brevedad posible. Todas lasdependencias tienen los recursos necesarios para actuar con libertad, e inclusoexiste el Departamento Legal y Jurídico. Cada uno cuenta con un consejo que estudia todos los casos yselecciona año con año los deseos más viables, aumentando indiscutiblemente la probabilidadde las cartas acompañadas por cheques o dinero en efectivo.

El Departamento de Venganza es uno de los más solicitadosdurante esta época. A escasos días de iniciar las celebraciones, ha superado demanera exorbitante las expectativas del año en curso recibiendo, por poco, latotalidad de la correspondencia. Entre esas cartas se encuentran, como cadainvierno, las escuetas, que expresan el simple deseo de la desaparición de otrapersona, pero también las extensas, que describen con detalles que rayan en loenfermizo cómo desean que sufra el objetivo en cuestión, qué utensilios o armasdeberán usarse e incluso qué debe hacerse con el cadáver. Hay también quienespiden que se registre por cualquier medio el procedimiento, material que se lesenvía como obsequio durante el transcurso del 25 de diciembre. Otros, mássentimentales, solicitan joyas, mechones de cabello, un globo ocular o algúndedo, siempre conscientes de que no pueden pedir algo que exceda lasdimensiones de la pequeña caja metálica asignada para este propósito.

Durante décadas, dicho Departamento ha recibido infinidad depeticiones: el corazón de una mujer ajena; la fidelidad (que, tras algunasinvestigaciones, se descubrió en el centro mismo del lóbulo occipital) oincluso la visita del espíritu o ectoplasma de algún ser amado, a pesar de laúnica regla existente. Lo peculiar es que gracias a contados médiums que nocesaban de realizar estas peticiones, se inauguró el Departamento deApariciones, donde se originaron entes que envejecen conforme lo hacen susfamiliares, un toque que los vuelve mucho más cercanos a los vivos al nopermanecer estancados en el tiempo como le sucede a los espectros comunes.

Conforme a la información anterior y en caso de que decidaacompañarnos en nuestras próximas fiestas, envíe su deseo a la misma direcciónpostal que aparece en la parte inferior izquierda de esta carta mientras tengaoportunidad. Bienvenido a Pictia y no olvide abrigarse bien.

*Lola Ancira (Querétaro, 1987). Es autora de Tusitala deóbitos.


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