Casa Cien Años de Soledad, un centro de creación

Literatura

“La idea fue aprovechar su condición simbólica para convertirla en un lugar difusor”, dice su coordinador Geney Beltrán.

Aquí escribió Gabriel García Márquez la novela que le dio mayor reconocimiento. Especial
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

Los trabajos de rehabilitación de la casa que habitara la familia García Barcha cuando el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez escribiera Cien años de soledad se empezaron a realizar desde la donación, en febrero de 2020, a la Fundación para las Letras Mexicanas por parte de la hija del propietario, Luis Coudurier, aunque con la contingencia se tuvieron que detener. 

Después se retomaron y hacia el mes de octubre se logró terminar la casa, con ajustes mínimos “que tienen que ver con la adaptación de casa-habitación a centro literario, pero sin ninguna alteración arquitectónica, sino con la búsqueda de dar una identidad a los distintos espacios”, cuenta el escritor Geney Beltrán Félix, coordinador de la que ya oficialmente se denomina Casa Estudio Cien Años de Soledad.

“Con Juan Villoro, como director de proyectos, hemos trabajado sobre la modulación que se le puede dar a la casa-estudio: el apoyo a la creación, pero también la difusión, divulgación, el debate literario y la propuesta de formación y especialización literaria, el objetivo de los talleres; de tal manera que así se cubran diferentes aspectos que van a resultar muy útiles a la literatura mexicana”, añadió Beltrán.

Un acervo escogido

Ubicada en la Calle de la Loma, en la colonia Lomas de San Ángel Inn, la planta alta servirá para que los escritores residentes tengan condiciones de silencio y de tranquilidad para escribir. En la planta baja se hizo la reconversión de la sala de estar en sala de conferencias y el estudio donde Gabriel García Márquez escribió la novela se mantiene tal cual —en la estructura arquitectónica — y hay una pequeña área que puede convertirse en una sala de lectura, donde se encuentre la obra completa del escritor.

“Ahí también se tendría una selección de clásicos de la literatura mexicana, con la idea de que tanto los residentes o los vecinos que asistan a algunas de las actividades tengan la posibilidad de acercarse a un acervo escogido de editoriales independientes que, a partir de la pandemia, tuvieron una circunstancia económica apremiante”.

Divulgación literaria

No se trata de convertir al espacio en un museo, sino más bien en un centro literario en el que se pueda recibir a algunos visitantes, además de a algunos estudiosos en la obra de Gabriel García Márquez, con el objetivo de llegar a los lectores a través de actividades en línea, a decir de Geney Beltrán.

“Desde el principio, la idea fue aprovechar la condición simbólica de la casa para convertirla en un centro difusor desde donde se irradiaría una visión universal de la literatura, que incluía un programa de apoyos a escritores y una serie de actividades de divulgación literaria, para no solo hablar de la obra de García Márquez, sino de la literatura mexicana e iberoamericana”.

Impulsada por la Fundación para las Letras Mexicanas —presidida por Miguel Limón Rojas y dirigida por Eduardo Langagne —, la Casa Estudio Cien Años de Soledad en términos operativos ya está lista, pero están concentrados en el desarrollo de un programa de talleres y cursos, a fin de ir adelantando en lo que se plantea como el objetivo primordial del espacio. 

Desarrollar las actividades en línea

Las actividades se iniciaron de manera oficial en noviembre pasado con dos ciclos de conversaciones virtuales y se abrió una convocatoria de talleres en línea de Periodismo de investigación, a cargo de Daniela Rea, y otro de Guion de series televisivas, que impartirá Alberto Barrera Tyszka, “amigo personal de Gabo, con lo que se cubren dos rubros que importaban mucho al escritor colombiano”. Lo que fuera la sala de estar servirá como un espacio para la transmisión de conferencias y, al mismo tiempo, se espera recibir a algunos interesados, sobre todo a la comunidad de vecinos, a fin de no propiciar asistencias masivas a una zona netamente residencial.


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