El Centro Histórico de Puebla conserva construcciones emblemáticos que encierran historias entre sus paredes. Una de las más reconocidas es la Casa de Alfeñique, caracterizada por su estilo barroco y su ornamentación de tipo árabe.
La Casa de Alfeñique debe su nombre a su fachada, la cual parece estar decorada por el tradicional dulce de alfeñique, un tipo de caramelo español que a su vez proviene de la tradición árabe, el cual era muy común en México durante la época colonial.
Se cuenta que este edificio fue un regalo de bodas en el siglo XVII. Su construcción se le atribuye a Juan Ignacio Morales, un maestro de herrería que se enamoró perdidamente de una joven a quien le propuso matrimonio y que su vez ella le puso una condición para casarse: que le hiciera una "casa de dulce".
El enamorado cumplió la promesa y el edificio que le regaló se erigió en la esquina de la 4 Oriente y la 6 Norte, el cual fue decorado con argamasa para simular el dulce de alfeñique, un trabajo artesanal que rodea toda la fachada y los laterales de la casa, tal y como si se tratara de una casa de caramelo.
Se cuenta que Juan Ignacio Morales invirtió 14 mil 900 pesos de oro de esa época tan sólo en la remodelación del inmueble y a partir de 1790 vivió en esa casa y ésta le perteneció a su familia durante 84 años.
El 5 de mayo de 1926, la Casa de Alfeñique se convirtió en el primer museo del estado. Actualmente, se le conoce como Museo Regional Casa de Alfeñique y alberga una colección de mil 598 piezas en 19 salas de exhibición, la cual está compuesta por textiles, obra pictórica y escultórica, carruajes y códices, entre otros objetos.
Debido a la contingencia sanitaria generada por el coronavirus la Casa del Alfeñique se encuentra temporalmente cerrada a las visitas.
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