Ballet clásico, contemporáneo, danza, break dance, jazz, popping y la cadencia de los cuerpos se apoderaron del Auditorio Nacional, para celebrar 10 años de Despertares, un exitoso concepto creado por el bailarín Isaac Hernández.
El Coloso de Reforma luce completamente lleno y en la calle la reventa hace lo suyo, nadie quiere perderse al “Dream Team” de la danza, en un espectáculo donde aparecen bailarinas de tap, una pareja de amantes, Don Quixote, una coreografía de Rudolf Nureyev, Giselle, pero también el break dance, el jazz y lo clásico de la danza en un escenario que no necesita de artilugios, ni efectos especiales; lo que importa son los cuerpos, el baile, la danza y cada una de las emociones que despiertan en el público que aplauden a rabiar (a veces a destiempo) pero hipnotizados por el poder de Despertares.
Todo arranca con el tap, cinco poderosas mujeres que con sus pies, palmas y voz abren la noche, para dar paso a Catherine Hurlin y al gran Isaac Hernández con una poderosa coreografía de Marius Petipa, los cuerpos vuelvan en el escenario, se desenvuelven pelean y se enamoran, sí, los cuerpos pueden volar.
Llega el turno de “Diana & Actaeon” con Katherine Barkman y Esteban Hernández, hermano de Issac, en una coreografía del inmortal Rudolf Nureyev, la locura del público es notable aplauden y gritan “ guapooo” mientras cada músculo de Esteban parece a punto de explotar ante la fuerza e intensidad de sus movimientos.
Un piano, una violinista, World Music, jazz, pop, rock, todo es posible en este universo dancístico que nos traslada a muchas partes y a sueños inimaginables.
De pronto, la quietud, la paz de la danza, es interrumpida por “robots”, es “Light Balance”, un grupo de bailarines vestidos de luces que se prenden y apagan y bailan al ritmo de Backstreet Boys, Vanilla Ice y hasta Taylor Swift, aparecen, se desaparecen y se desdoblan en el escenario, una locura que pone a todos a bailar y esto apenas comienza.
La poesía de la danza impregna el Auditorio Nacional, con artistas que parecen aves en mundos oníricos, cuerpos que se niegan a desfallecer y danzan, flotan y se mueven al latido de sus corazones.
Se proyecta un breve video con la trayectoria de Isaac Hernández con imágenes de cuando era niño y soñaba en convertirse en un gran bailarín, un sueño que logró y la prueba son los aplausos en cada una de sus apariciones, se ve feliz y vuela, salta, gira y se sumerge en la luz en cada coreografía.
La música de George Gershwin, Tchaikovsky, Sergei Rachmaninov y Ludwig Minkus son el soundtrack perfecto para cada movimiento.
La pieza, “Les lutins” es un reto para Dores André, Esteban e Isaac Hernández, quienes tiene que bailar al ritmo del piano y violín de Ana Gabriela Fernández y Cordula Merks que enloquece ante la genialidad de los mexicanos que, como niños, juegan en el escenario, haciendo de lo imposible, algo divertido.
El espectáculo lleva dos horas y el público sigue aplaudiendo números como “A Sunday Kind of Love”, “Swans”, “Spring Waters”, pero el final se acerca y es turno de que Isaac Hernández y Esteban se reúnan para un último baile al ritmo de “My Way” de Frank Sinatra y arranca el amistoso duelo entre hermanos, un acto soberbio donde los brothers se adueñan del espacio y provocan una magia indescriptible que es amada por el público que no ha dejado de aplaudir a rabiar toda la noche aplaude a rabiar y ellos juega como si fueran niños, se saludan, se ríen y se emocionan como en una gran travesura hasta que llega un emocionante abrazo entre estos dos mexicanos talentosos que han hecho todo para sacar adelante un espectáculo como Despertares, el cual, seguramente inspirará a mucho de los que hoy pudieron verlos en el escenario, en una noche monumental que demostró el poder de la danza, la cual es capaz de transformar a todos.
Todo termina en una fiesta de baile, fuerza, energía y corazón, en una noche monumental donde los cuerpos nos mostraron que pueden volar.