La labor como coleccionista de Franz Mayer (1882-1975) llevó a que sus más de 11 mil piezas artísticas y los más de 10 mil libros y documentos fueran resguardados en un museo. El recinto, que adquirió el nombre del coleccionista alemán, comparte actualmente su legado cultural con el pueblo mexicano a través de diversas muestras.
Parte del universo de quien adoptaría a México como su patria es reunido en De prodigios y maravillas. Obras selectas de la colección Franz Mayer, exposición que exhibe 82 objetos —50 piezas provenientes de salas permanentes del museo y 32 de sus bodegas— que “crean un nuevo discurso, pues se podría considerar una exposición inédita, ya que nunca habían estado juntas”, puntualizó Héctor Palhares, curador de la muestra.
Los objetos y procesos técnicos de las piezas permiten transitar del siglo XV al XIX, a través de un viaje por el arte decorativo de Europa, Asia y América. El marfil, hueso, plata, loza esmaltada, cerámica, madera, cristal, plumaria, seda y madreperla son algunos de los materiales que enaltecen los detalles de la elaboración de obras como relojes, textiles, escritorios y biombos.
La muestra, a decir de Alejandra de la Paz, directora del museo, exhibe la gran importancia del coleccionismo de Franz Mayer, “una persona apasionada de nuestra cultura, un coleccionista que buscó objetos representativos, un hombre conocedor de la factura de los piezas y el dominio de las técnicas; hizo una colección rica en materiales, géneros y periodos históricos, haciendo énfasis en el novohispano. En su etapa de coleccionista consolidado buscó traer a México obras emblemáticas, muchas de ellas reunidas en esta exposición”.
EL ARTE DE BUSCAR
Abierta hasta el 16 de junio, De prodigios y maravillas recibe al público con el Biombo de la Conquista, una pieza de fines del siglo XVII o principios del XVIII repatriada de Londres gracias a la adquisición de Franz Mayer, y que representa gran valor porque en una de sus caras narra escenas de la Conquista, como el encuentro entre Hernán Cortés y Moctezuma y, en contraparte, un plano detallado del centro de la Ciudad de México en el siglo XVIII.
Otros objetos de gran valía histórica son un espejo poblano que el coleccionista adquirió en Portugal y el incunable escrito en latín —obra publicada antes de 1500— Crónica de Núremberg, de 1493.
El nombre de la exposición, explicó el curador, se debe a los detalles extraordinarios que se pueden observar en los objetos: “Hasta ocho años para terminar un solo mueble son facturas que se pueden admirar; el trabajo a mano e incrustación, así como la delicadeza, son parte de cada una de las piezas”.
“Mobiliario”, eje fundamental en las artes decorativas; “Relojes”, entre los que destaca un reloj de pie; “Platería”, uno de los acervos más ricos de la colección; “Libros e hidalguías”, fondo documental donde resalta un incunable; “Biombos y textiles”, que dan cuenta de la vida cotidiana del siglo XVIII y XIX; “El espacio de la intimidad”, donde destacan retratos al óleo, y “Cultura y escultura”, en la cual hay piezas de arte sacro, son los siete núcleos temáticos por la que transita la exhibición.
La historia de un sillón que nació en América: el butaque, realizada hoy a las 18 horas en la biblioteca del museo, es la primera conferencia magistral que acompañará de forma paralela la exposición. El programa será complementado con seis charlas más, que se llevarán a cabo hasta el 12 de junio. Visita franzmayer.org.mx para más detalles.
DETALLES
EJEMPLAR DE MODA
El retrato de María Manuela Josefa de Loreto Rita Modesta Gómez de Cervantes y Padilla detalla usos y costumbres del siglo XVIII en la Nueva España.
MEDIO SIGLO
“Es extremadamente difícil darte una pequeña idea sobre lo que he podido coleccionar en los últimos cincuenta años”, escribió el coleccionista en un documento.