Con la develación de una placa se rindió homenaje póstumo a Marie Thérèse Arango, fallecida el 14 de diciembre.
En el texto se reconoce: “Con su perseverancia, generosidad y firmeza, Marie Thérèse Hermandad de Arango logró en 2006 hacer realidad este Museo de Arte Popular, sueño de los artesanos de México, su legado permanecerá para siempre”.
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Con un minuto de silencio se recordó a la filántropa, quien llegó a México muy joven procedente y víctima de una revolución en Egipto, su tierra natal, y que se enamoró de México, donde formó una familia al lado del empresario Manuel Arango, con quien tuvo dos hijas: Manuela y Paula.
Correspondió a Walther Boelsterly, director del Museo de Arte Popular (MAP), agradecerle a Marie Thérèse por haberlo invitado al sueño de conformar el recinto.
“Junto con un equipo y, me atrevo a decir, con todo una familia de amigos, trabajadores y enamorados del arte popular, nos pusimos a trabajar al lado de una mujer incansable, con claridad en sus objetivos y con una disciplina férrea y sin lugar a dudas con un carácter fuerte, duro e inquebrantable que la llevaron a sortear cuanto obstáculo se le puso en su camino
“El MAP es un bastión de la cultura mexicana, un referente nacional e internacional del arte popular mexicano. Seguramente habrá que corregir, mejorar, superar, crecer. Los retos son enormes, probablemente incansables, pero tenemos el ejemplo y el compromiso de alguien que dejó su vida para lograrlo, dejando un legado maravilloso, como un proyecto más que lograr, una meta de vida que enriquecerá todavía más a este maravilloso país”, destacó el director del MAP, a quien se le quebró la voz.
Convencido de la gran labor de Marie Thérèse, propuso a la familia hacer una gran exposición homenaje con el acervo que conjuntó Marie Thérèse en esta aventura.
En el emotivo acto, en el que también participaron Cecilia Moctezuma, presidenta del Patronato del Museo Amigos del MAP, y Sonya Santos, expresidenta del mismo, se escucharon las voces de sus hijas.
Manuela, creadora de la tienda del MAP, indicó que como la garganta de su papá estaba mal, le correspondió a ella ser su altavoz.
Compartió con los asistentes al MAP una carta que recibió de alguien de su familia en París y que la conmovió enormemente.
“‘Llegaba mi tía Marie Thérèse a París con la maleta llena de sol y de tesoros mexicanos, esas piezas siempre maravillosas que nos traía de regalo cargadas de magia creatividad, los alebrijes oaxaqueños, por ejemplo, esas pequeñas criaturas fantásticas que integran intrigan y fascinan a los niños y adultos’”.
Agregó que esa alegría mexicana que desbordaba de su maleta es la que llevaba siempre, con su pasión por el arte popular mexicano, que llegó a predicar con pasión a cualquier lugar al que viajaba.
Recordó cómo a su mamá le apasionaban las miniaturas de fibras naturales, como las muñecas de hoja de maíz, las piezas de cerámica, las vasijas de cobre, entre otras tantas. “Llegaba y me las presentaba orgullosísima, cada una como un tesoro. Las observaba con asombro y las coleccionaba con mucho amor, pues conocía a muchos de los creadores de estas obras fabulosas.
“Esa pasión era real y antigua, por eso dedicó tanto tiempo y tanta vida, con toda su energía, sin tregua ni cansancio, a crear el Museo de Arte Popular. Desde una oficinita pequeña, junto con un grupo de amigas que creyó en su sueño, se gestó el proyecto. Y tuve el privilegio y el honor de haber visto nacer y florecer este museo de su mano, y cómo nació la tienda del MAP, desde donde proveemos el arte popular y a sus creadores, que son nuestra razón de ser. Como parte de la sociedad civil desde 2006, contribuimos a un mundo más justo en la comercialización de la artesanía y me siento profundamente orgullosa y agradecida de formar parte de este equipo y de esta sinergia de personas comprometidas, íntegras, con gran convocación”.
Manuela dijo que este museo maravilloso fue una de las grandes razones de vivir de Marie Thérèse, quien dedicó hasta sus últimos pensamientos e intenciones a ese grandioso lugar.
“Yo celebro y agradezco su gran legado, su sonrisa, su alegría de vivir y recordaré lo mejor de ella siempre, y nuestra pasión compartida por el arte popular mexicano”.
También su hija Paula la recordó de una manera emotiva: “Tejiste una vida con hilos de perseverancia, optimismo, sensibilidad, altruismo, inteligencia, fortaleza y completa entrega a tus pasiones. Fuiste una madre dedicada, dura a veces, y amorosa, que forjó a dos mujeres de las cuales estabas muy orgullosa. No te dabas el lujo de mostrarte débil o miedosa, la vulnerabilidad era una debilidad para ti, y rara vez la dejamos asomar. Pero debo decirte que con los años, el cariño y el amor que te dio tu México, te convertiste en una abuela tierna, paciente, cariñosa y suave porque hasta tu manera de amar era única. Era un gusto adquirido, mami, sin filtros, ni miedos a decir lo que pensabas, pero una vez que dejabas entrar a alguien a tu corazón era para siempre”.
Marie Thérèse deja a sus dos hijas y cinco nietas repletas de amor, a su esposo, 12 años mayor que ella, y que jamás imagino que se iría antes que él.
Al final del homenaje, el artesano Ángel Santos le entregó a Manuel Arango y a sus hijas una jícara como símbolo de la generosidad de Marie Thérèse, quien siempre estuvo dispuesta a trabajar por los demás.
PCL