Cuando se cree que todo está dicho alrededor del origen del Festival Internacional Cervantino (FIC), aparece una de las voces que han marcado la cultura de este país, el promotor cultural guanajuatense Salvador Vázquez Araujo.
Siempre ligado a la cultura, Vázquez Araujo es el artífice de que el ballet El lago de los cisnes se montara en una producción única en el mundo, en la isleta del viejo Bosque de Chapultepec, que incluso muchos países quisieron replicar.
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Atesora anécdotas y vivencias alrededor de los años 60 y hasta la fecha, por ello no sorprende escucharlo hablar sobre el nacimiento del festival más importante de México.
“A mí me tocó echar a andar el Festival Internacional Cervantino, puedo decir cómo nació el Cervantino de a de veras, en lugar de lo que ahorita se está diciendo”.
Vázquez Araujo relata que finales de la década de los años 60, durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz, él estaba a cargo de la dirección cultural de la Universidad de Guanajuato, que se encargaba de los temas culturales en el estado.
“Un día llegan a ver al gobernador, Manuel M. Moreno, Dolores del Río, Cantinflas y Pedro Vargas porque tenían casa en San Miguel de Allende. Le dicen: 'Señor gobernador, queremos hacer un festival artístico en San Miguel de Allende'. Pero como él no tenía ni idea de esas cosas, me mandó llamar”.
Dice que al llegar a su oficina, Moreno le contó el motivo de la visita de esas personalidades: “Están aquí porque quieren un festival en San Miguel de Allende”.
Vázquez Araujo cuenta que los escuchó con atención y les explicó que San Miguel de Allende no contaba con infraestructura para desarrollar un encuentro de esa naturaleza porque no existía un teatro, mucho menos un hotel grande.
“Entonces les propuse que se realizara en la ciudad de Guanajuato. Ninguno dijo nada, pero cuando les indiqué que aquí teníamos el Teatro Juárez, el Teatro Principal, las plazas de teatro al aire libre y orquestas, su respuesta fue: ‘¡Ah!, puede ser’”.
Vázquez Araujo, apoderado legal de la Fundación José Luis Cuevas, recuerda que la única persona a quien le pareció bien su idea fue a Dolores del Río, los otros no estaban muy convencidos.
“Es por ello que Dolores del Río fue la primera presidenta del patronato, desde entonces Toño López Mancera, la propia Dolores del Río, Ana Mérida y yo trabajamos para organizar el primer festival”.
Ahí surgió la semilla que daría frutos: un encuentro artístico y cultural dedicado a la memoria de Miguel de Cervantes Saavedra, el autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.
¿Guana... qué?
Al concluir el sexenio de Díaz Ordaz y asumir la presidencia Luis Echeverría Álvarez, dice Vázquez Araujo que “de casualidad” llegó al Instituto Nacional de Bellas Artes, a la coordinación general, por lo que le tocó apoyar el primer Cervantino desde esa instancia.
“Lo digo ahora para que no se pierda todo esto. Los primeros artistas que se trajeron al Cervantino, y que me tocó ir a traerlos de Europa del Este, eran artistas de concierto, música, ópera y ballet, de muy buena calidad y que se tenían a la mano”.
El ingeniero describe que llegaban muy formales a extender la invitación a los países de Europa del Este. “Pero al decirles que irían a Guanajuato, su respuesta era: ‘¿a Guana... qué? ¿Al Cervan… qué?’ No sabían de qué se trataba, hasta que les explicamos el proyecto, les gustó la idea y decidieron mandar a sus artistas para que participaran en el primer festival, tal como quedó registrado en los primeros programas del Cervantino”.
El promotor cultural comparte que cuando él era estudiante y participaba en el teatro de las plazuelas y en los Entremeses Cervantinos en los años 50, el rector de la Universidad de Guanajuato se disfrazaba de Cervantes: “Por esas vivencias y grandes experiencias, esos han sido mis mejores momentos cervantinos”.
Otras versiones
El libro Festival Internacional Cervantino. Visiones de un mismo escenario presenta varias versiones y anécdotas sobre la creación del evento:
Quien propuso internacionalizar el festival fue Agustín Olachea Borbón, jefe del Departamento de Turismo del Gobierno de México, de acuerdo con Carlos Ximénez, periodista decano del FIC.
Según Fernando de Ita, periodista, escritor y crítico de teatro, el origen del Cervantino proviene de la megalomanía de Luis Echeverría Álvarez, cuando se creía el líder del Tercer Mundo, y de un dolor de estómago de Dolores del Río, que la llevó a hospedarse por Guanajuato y ver los entremeses.
“En una gira de trabajo del expresidente Luis Echeverría por Guanajuato, se le ocurrió ver alguna representación del teatro universitario, pues él había vivido aquí como delegado del PRI. Al presenciar la obra El retablillo jovial en el Mesón de San Antonio, dijo: ‘Ojalá que con esto se pueda hacer un festival de mayor importancia’”, de acuerdo con Eugenio Trueba Olivares, rector de la U de G.
PCL