Los cuentos afloran las tensiones y conflictos que se han tramado desde antes: Yael Weiss

Para la escritora, en Las cicadas se tocan las pulsiones que están en todos los seres humanos: las preguntas que solemos plantear para nuestra presencia en este mundo.

Yael Weiss, editora y traductora. (Foto: Especial)
Jesús Alejo Santiago
Ciudad de México /

El tema de la condición de las mujeres preocupa, a nivel personal y creativo, a la escritora Yael Weis, incluso se dice convencida de que hay una suerte de marca de agua o huella digital en lo que hace, donde no hay nuevos temas, sólo son tratados de manera diferente.

“El amor y la muerte podrían ser los ejes principales de todo lo que escribimos y nos hace crear, pero se tratan de modo distinto”, asegura, por ello mismo no piensa en un género al momento de plantear sus historias, porque “lo que viven muchas mujeres también puede ser experimentado por hombres”.

“Me cuesta trabajo pensar que estoy explorando a la mujer, siento que estoy explorando al ser humano. Lo que somos las mujeres, y sale aquí en el libro, también sirve para que se reconozcan los hombres: son pulsiones que, finalmente, también nos hermanan: es como si no me identificara con Gregorio Samsa, porque él es un hombre y yo una mujer; no, estamos hablando de la condición humana”.

La editora y traductora reflexiona lo anterior a propósito de la aparición del volumen de cuentos Las cicadas (Elefanta Editorial, 2021), compuesto por historias protagonizadas por mujeres, aunque no le interesa pensar que sólo le da voz a ellas, sino más bien a los seres humanos.

“Los escritores estamos obsesionados con algunos temas o algún tipo de emoción y simplemente vamos profundizando en nuestras indagaciones, y acercándonos de distintos modos, según cómo cambiemos nuestra visión estética. Regresamos mucho a los temas que nos obsesionan, donde se agolpa nuestra sensibilidad, donde las cosas dejan de fluir”, explica Yael Weiss.

Metáfora de las transformaciones

Conocidas como chicharras, cigarras o coyuyos, las cicadas —que le da título al libro— son insectos que reaparecen cada 17 años, después de vivir en el subsuelo, alimentándose de las raíces de los árboles; se trata de una circunstancia que aborda la editora de la Revista de la Universidad como símbolo de una “latencia, de algo que existe en estado larvario y que ciertas situaciones, en ciertos periodos, hacen surgir”.

“En un momento de gran intensidad estas larvas, que viven en un estado de su desarrollo que no es la adultez, se transforman en adultos al cumplir 17 años, viven en una metamorfosis, salen al aire libre, cantan, se reproducen y mueren. Es un momento de gran intensidad y echan huevos para la siguiente generación que vuelve a crecer bajo tierra.

“Toda esta latencia, para mí, es una buena analogía de lo que me gusta en los cuentos: la existencia de cosas subterráneas que el cuento hace aflorar, muchísimas tensiones, conflictos, que se han tramado desde antes, que los personajes traen dentro de sí y que algo propicia que surjan, que salgan a la superficie”.

Para Yael Weiss, las cicadas se convierten en un símbolo de las transformaciones del cuerpo y de la mente con el paso de los años, en ocasiones cambios que se dan de manera violenta: así, por ejemplo, la protagonista del relato “Las cicadas” no está en contra de lo que cree que debe suceder en la vida, como casarse y tener hijos, simplemente en su momento actual es un peso innecesario, “le gustaría tener el mismo prestigio y juego al que acceden los varones”.

Desde la mirada de la escritora, son pulsiones que están en todos los seres humanos: las preguntas que solemos plantear para nuestra presencia en este mundo, lo que no significa que sean las respuestas que esperamos.

PCL​

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