Selma Ancira es una de las mejores traductoras de ruso al español. Ha destacado como traductora de dos autores en particular: Marina Tsvietáieva y Lev Tolstói. De este último escritor es posible recordar su empeño y los años de dedicación que le llevó traducir los diarios; más tarde se enfocó en su correspondencia y luego continuó con la lectura de intelectuales que fueron contemporáneos al autor de Anna Karénina.
En el prólogo a esta edición, Ancira habla acerca de su relación con Tolstói: “Aprendí a quererlo como a un pariente cercano con quien se comparten intereses y se generan complicidades”. Precisamente las complicidades del narrador ruso es lo que aborda este libro, título que había permanecido inédito en español y que reúne interesantes textos que retratan de una manera más puntual quién era Tolstói.
Es un volumen compuesto por aforismos, algunos escritos por el narrador ruso y otros de autores que él frecuentaba. Como describe Ancira, Tolstói divide el libro el treinta capítulos, su propuesta es que cada día se lea un capítulo y que el compendio de estas reflexiones termine siendo una especie de mensuario, libro de cabecera, una bitácora de sobre la ética y el fin último de la existencia.
Los temas propuestos por Tolstói van desde la fe, el alma, Dios, el amor, los excesos, la humildad, la avaricia, la falsa ciencia, el pensamiento, la palabra, la vida en el presente hasta la muerte y lo que ocurre después. En el capítulo 29, hay un fragmento que se le atribuye a Nezahualcóyotl, que el escritor leyó en alemán del libro History of the Conquest of Mesico, de William Hickling Prescott, fechado en 1843. Es un verdadero hallazgo, Tolstói leyó a Nezahualcóyotl y lo que cita de él resulta espléndido, una especie de vaticinio de la Conquista: “Todo en la vida llega a su fin, y aun los más valerosos y dichosos caen en su grandeza y su alegría, y se convierten en polvo. La tierra entera es una enorme tumba, no hay nada en su superficie que no se oculte en la tierra debajo de la tumba. Las aguas, los ríos y los arroyos corren a su fin, no regresan al lugar de donde brotaron. […] Lo que ayer fue ya no es hoy”. Se trata de una de las ediciones más encomiables que el FCE ha publicado este año.