La comunicación, las fuentes de financiamiento y la mercadotecnia son los principales mecanismos operativos en el ámbito artístico y cultural de nuestro país. Es por ello que la implementación de proyectos congruentes y viables con los tiempos y necesidades actuales, es una de las tareas más importantes entre los agentes de este sector.
En conferencia de prensa, el Mtro. Juan Manuel Corrales, coordinador del Diplomado en Comunicación y Gestión Cultural, impartido por la UDLAP Jenkins Graduate School, explicó cuáles son los retos y sintomatologías existentes al momento de gestionar y diseñar proyectos culturales en la actualidad.
Como especialista en el comercio y la restauración de arte, y en su larga experiencia como curador y coordinador de espacios museísticos, Corrales asegura que debido a las condiciones socioeconómicas que enfrenta México hoy en día, la formación de profesionales es una necesidad preponderante en el entorno cultural.
Desempeñar el papel de administrador, consultor o líder de un proyecto cultural no es cosa fácil, y en muchas ocasiones, señala, las empresas, instituciones y organizaciones públicas o privadas, no cuentan con asesoría especializada ni con los perfiles laborales competentes para llevar a cabo las tareas correspondientes en este rubro.
Para esto, agregó, es necesario formar gestores que a través del aprendizaje y diseño de proyectos y empresas culturales, puedan conocer la importancia de la procuración de fondos y las fuentes de financiamiento de los mismos; esto además de poder comprender los elementos jurídicos aplicables a los planes de negocio en este campo.
Así mismo, la Mtra. Mericia Morales Curiel, especialista en gestión cultural y comunicaciones, y diseñadora del programa académico del diplomado, habló del valor “económico” de la cultura, y del papel que juegan los gestores en la comercialización y difusión del arte (creadores, galerías, contratos, coleccionistas, subastas, ferias, bienales, etc.)
Como experta en el área de mercadotecnia cultural, Morales Curiel señala que es muy importante comprender la dimensión económica de las “industrias creativas”, sobre todo aquellas incluidas en la denominada “economía naranja” (arquitectura, artes visuales, teatro, cine, música, artesanías, diseño, moda, editoriales, etc.)
Según su diagnóstico, una de las problemáticas más comunes a la hora de emprender un proyecto cultural es el “abandono” de los mismos. Aunque muchas veces tenemos “buenas ideas”, señala, al final no sabemos “venderlas”. Y al no poder culminar un proyecto por falta de recursos, la mayor parte de estos terminan “enlatados” en un cajón.
Para esto, aseguró, es necesario formar gestores culturales que sean capaces de generar tácticas de promoción para lograr comunicarlos eficazmente.
Otro de los puntos críticos, señaló, es que si seguimos delegando a las instituciones públicas el poder de legitimar los proyectos culturales, y peor aún, si los creadores pretenden sustentarse solo a través del financiamiento estatal, el escenario seguirá siendo desesperanzador.
“No se trata de vivir de un solo insumo y matar al proyecto”, se trata de ser capaces de vincular a los creadores tanto al sector público como al privado, para ayudarlos a sustentarse y capitalizarse a través de estos.
“Crisis en el sector cultural ha habido siempre, pero es el momento de reflexionar que la cultura y la economía van de la mano”, concluyó.
RV