Gina Granados es ejemplo histórico de cómo las artes transforman, en específico el teatro. De vivir en Ixtapaluca sin acceso a la cultura y sufrir bullying de niña en la escuela por su sobrepeso, pasó en junio a integrar el elenco de Las Meninas, en la producción de Maximiliano & Carlota, mártires del Imperio.
“El teatro es el mejor regalo que me ha dado la vida”, dice Gina Granados, que estudió en la Escuela Integral de Artes Escénicas (GuzArt) y cursa ahora una licenciatura en Teatro Musical en Foro 37, mientras interpreta a Alma María (y también a Maximiliano y Carlota) todos los jueves en el Milán.
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“Desde niña tuve un encuentro profundo con el teatro. Yo fui una niña muy buleada porque antes era muy gordita, con sobrepeso. Y todo el tiempo me la pasaba leyendo y en la biblioteca; no salía de mi salón. Un día una maestra me enseñó un video de Lolita Cortés con Roberto Blandón en 1997 haciendo La Bella y la Bestia, que era mi película favorita. Cuando yo vi eso, que Bella era de carne y hueso. '¿Qué es eso?', le pregunté a la profesora. Y me contestó: ‘Ah, eso es el teatro’. Y dije: ‘¡Guau!’”.
Granados solo había visto la película en dibujos animados y no imaginaba que podían ser personas.
“Y me pregunté: ‘¿Qué es el teatro?’ Porque de donde soy, Ixtapaluca, Estado de México, no hay teatro. Tuve que venir a Ciudad de México a ver teatro. Un año después, cuando tenía ocho años, vi el video de Revival, con Ana Silvia Zaldúa y Mauricio Martínez, y me cambió la vida. El teatro fue mi refugio”.
“Y decidí dedicarme a la actuación, porque a mí me cambio. Había salido de ver La Bella y la Bestia diciendo: ‘Si a la Bella no le importa cómo luce la Bestia, ¿por qué me tiene que importar como luzco yo?’. El teatro siempre ha sido un regalo. Aunque a mí me gusta mucho la historia y leer desde niña, vi Las Meninas y me gustó que había otra forma de abordar las historias, con personajes. El teatro será siempre mi segundo hogar, donde soy feliz, por eso decidí estudiar actuación”, explica la novel actriz.
Las Meninas es la tercera obra en la que participa profesionalmente Gina Granados, después de un musical infantil producido por Brisa Carrillo y la pastorela Diablos Revolucionarios, de Luz María Meza, aunque en talleres escolares intervino en Hair Spray, Los Miserables y Querido Evan Hansen.
La obra
Las Meninas, concebidas por el historiador Luis Huitrón hace una década como una manera de llevar pasajes de la historia de México al escenario, con drama y comedia, hasta el momento cuenta con 25 guiones, todos representados en alrededor de mil funciones, que van desde el Santo Oficio, Porfirio Díaz, Benito Juárez o la virgen de Guadalupe, hasta el actual montaje con Maximiliano y Carlota.
Interpretadas cada jueves en el Teatro Milán, la Tía Cecilia (Christian Escorcia), sus sobrinas María Bárbara (Huitrón) y Alma María (Gina Granados), a quienes se suman la criada Vesubia (Norma López) y el mozo Diego Llamazares, están basadas en mujeres de familias verdaderas del Virreinato.
Según Huitrón, Alma María, interpretada por Gina Granados es una “criolla, nacida en una familia judía de Monterrey real, que representa la unión de españoles e indígenas; es el personaje más actual; al ser la más jovencita, sirve de puente entre el público y los personajes, es la que habla de memes, de noticias actuales. Hija de europeos nacidos en México, representa la casta que hizo la Independencia, los movimientos intelectuales más importantes del país”. Su prima María Bárbara viene de España y la Tía Cecilia es la representación de las familias católicas y ultra conservadoras de la época colonial.
Personaje
Gina Granados un día fue llamada por el productor y autor de la dramaturgia, Hugo Serrano, a una entrevista de trabajo, en la que pensó que le iban a ofrecer manejar las redes sociales (un empleo que siempre se destina a jóvenes) pero al final le ofrecieron una audición para el papel de Alma María porque el contrato de su antecesora expiraba, así se integró en junio a la tropa para la actual temporada.
Ya conocía el proyecto desde los 16 años, cuando estaba en la preparatoria. En su clase de Historia le dejaron de tarea ir a ver el montaje de Las Meninas contra el Santo Oficio, que la convirtió en fanática.
“Fue impactante porque resultó muy divertido, no eran las clases de las escuelas donde te ponen un libro y te dan el chisme a medias. Aquí hay comedia, canciones, y todo es sumamente relajado. Desde muy joven ya había seguido el trabajo de Las Meninas y después de esa primera vez continué viendo todas sus temporadas, siempre fui muy fiel a sus proyectos, pero nunca pensé poder entrar a sus obras.
“Entrar a Las Meninas es un regalo absoluto, y me encanta ser el personaje de Alma María, que yo había visto antes con dos actrices, Viridiana (Pretelin) y Cristina (Cortés). El personaje me parece muy gracioso, es la más joven de las tres meninas y es muy pícara, pero, también, muy despierta y todo el tiempo hace enojar a su Tía Cecilia. Es un personaje que disfruto mucho y del que aprendo bastante porque nunca había hecho comedia. Estar en esta obra es como un sueño cumplido”, explica Granados.
Participar ya no como espectadora, sino como actriz en la producción sobre la pareja imperial fue “un cambio de chip completo” para la actriz de 22 años, en especial por comprender lo trágico de la historia, pero a la par lograr que el público ría con algo tan tiste como las vidas de Maximiliano y Carlota en su etapa como emperadores en México que terminó con él fusilado y ella en la locura total.
Agrega que Serrano escribió muy bien el texto de la pieza, que te lleva por varias etapas de ambos.
También, la actriz subraya que antes de empezar a trabajar con la obra, Huitrón y Serrano la mandaron a tomar clases de Historia, para que en los estrenos ya sepa de qué va.
“Nos cuentan toda la vida de Maximiliano y toda la de Carlota, cosas que incluso ya no quedan dentro de la obra, que solo dura hora y media de función. Para la creación de los personajes en el escenario, nosotros también tenemos clases de Historia como los actores, incluso de modales, cómo se paraban, cómo se vestían. Construir todo esto desde los ensayos fue un proceso muy gratificante”.
“Lo más difícil fue encontrarles la facilidad para que la gente los pueda entender también. Y no buscar ser graciosos todo el tiempo, sino que nuestro texto nos vaya llevando a ese punto de ser graciosos, porque Las Meninas a veces no entienden por qué el público se ríe; Las Meninas simplemente están contando algo, y la gente reacciona y se ríe y Las Meninas dicen: ‘Ah, qué curioso, les dio risa’. Nosotros venimos a pasarles la historia y si ríen, qué divertido. Es un juego de saber que se van a reír las personas; tratamos de que sea algo muy ameno para ellos y que no se aburran y aprendan historia”.
Granados cuenta que Huitrón y Serrano la pusieron a leer muchas cosas, aunque ella desde que era estudiante se interesó mucho por los libros. No obstante, dice que ha descubierto que los libros escolares de la Secretaría de Educación Pública “dicen muchas cosas que no son ciertas”.
Incluso tuvo que investigar qué les pasaba a los hombres con la sífilis para terminar como Maximiliano, al interpretar al emperador en la obra. Y como su personaje Alma María es una joven de origen judío sefardita (Huitrón lo es) tuvo que involucrarse con la cultura judía y guardar el sabbat.
PCL