Formado a partir de las palabras costume (disfraz) y play (jugar, actuar), el término cosplay nació en los años 80 en Japón - algunos lo datan en 1984 gracias Nobuyuki Takahashi, del estudio japonés Studio Hard, mientras otros lo reconocen a partir de 1983 gracias a la revista My Anime - para designar a las personas que adoptan un personaje ficticio tanto en su vestuario como en su personalidad.
Con el paso del tiempo, esta actividad creció mucho en occidente, al grado que hace 10 años, en 2010, la cosplayer estadunidense Jennifer Alice implementó un día en su honor para "que los cosplayers de todo el mundo pudieran celebrar su amor por el cosplay juntos, incluso si no viven en un área con convenciones ", señala en su perfil de Facebook.
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En México esta expresión también ha sido recibida con efusividad por miles de personas que, mayormente durante convenciones, recrean a personajes de series animadas como Goku, Pokémon, Naruto y Evangelion; de videojuegos como Street Fighter y World of Warcraft; y superhéroes como Spider-Man, Batman y la Mujer maravilla.
Tal es el caso de Breentawr, una joven de 24 años que tuvo su primer acercamiento con el cosplay en 2012, "cuando me invitaron por primera vez a una convención de comics y manga; sabía que las personas iban disfrazados de sus personajes favoritos y quise intentarlo".
"Aún no sé qué me llamó la atención del cosplay, pues es todo lo contrario a lo que yo era. Al inicio tenía miedo, mi mamá me veía confundida al ver la cantidad de delineador que me ponía, había sacado unos tacones que solo había usado una vez para mis quince años y no había aprendido a caminar bien en ellos. Entonces, cuando mis amigos llegaron a mi casa, se sorprendieron al verme usar un vestido muy brillante pero no dijeron nada, solo: '¿Estás lista?' Y así fue como nos dirigimos a la primera convención de mi vida", recuerda.
A ese primer evento, Bren llegó con pena, pero luego de que otro asistente le pidió una foto, su ánimo cambió: "Sentí una energía diferente, ya no me escondía, ahora intentaba que todos me vieran, le sonreía a todos, hablaba con todos. Estaba disfrutando lo que hacía".
Tipos de cosplay
Breentawr, que se ha caracterizado como Zatanna y Back Cat, de inmediato se insertó en lo que llama "cosplay básico", que es cuando una persona se intenta parecer lo más posible a un personaje.
Aunque reconoce que hay otras categorías muy variadas, por ejemplo:
- Cosplay de competencia, que en su mayoría son personas que se dedican exclusivamente a competir; he conocido personas que están en esa rama y te dicen 'a mí no me importa que me conozcan o que sea popular, yo disfruto competir y hasta allí'.
- Cosplay Mecha, que son los que hacen armaduras increíbles.
- Crossplay, que son personas que hacen cosplay de personas de su género opuesto, hay personas que llegan a tal nivel que yo juraba que eran hombres y cuando los veía sin el cosplay no podía creerlo porque eran mujeres.
- Genderbend cosplay, que es adaptar a un personaje del sexo opuesto al tuyo.
- Furros, que son personas que toman desde personajes con características de animales o el cuerpo completo y pueden ser desde orejas hasta un cuerpo completo.
- Crossover que es combinar dos personajes de mundos dientes, como un Goku con Naruto.
- Cosplay sexy, que se caracteriza sobretodo por la sensualidad que le dan a un personaje.
- Kigurumi, que es con trajes similares a mamelucos.
Cuánto cuesta hacer cosplay
"Hay trajes muy variados de precio, pero puedo decir que es caro; el (cosplay) más barato que tengo va desde los mil 500 pesos y pueden llegar a costar 6 mil pesos o más", señala Bren.
El gasto varía dependiendo el personaje, aunque también incide si es un traje hecho por uno mismo o mandado a hacer.
"Es mucho más barato hacer tu cosplay, solo gastas en la materia prima. Cuando mandas a hacer uno o lo compras ya hecho, estás pagando por los materiales y el tiempo que esa persona invierte en hacer ese trabajo. La mayor diferencia siempre va a ser el acabado: cuando tú lo haces, decides todo", agrega.
Respeto y amistad
Al momento, la cosplayer no ha enfrentado prejuicios u ofensas por su actividad, a la que considera una cultura. "Nunca me han ofendido por hacer cosplay, las personas suelen mostrarse curiosas", revela.
"Después de un tiempo, deja de parecerles algo novedoso y terminan diciendo 'Esa es mi amiga la que se disfraza'. En cuanto a mis papás, al inicio me veían raro, realmente no les gustaba que hiciera cosplay; opinaban que era una perdida de dinero, tiempo y esfuerzo. Eso fue algo muy duro para mí, pues es duro cuando no aceptan algo que haces y disfrutas. Les tomó tiempo comenzar a aceptar que lo disfrutaba", cuenta.
Respecto a la comunidad cosplayer que hay en México, Bren indica que la mayoría de su interacción se da por redes sociales: "Conocí a mis amigos cosplayers por redes sociales; les mando un mensaje diciéndoles lo mucho que me gusta su trabajo, me contestan agradeciendo el mensaje, comenzamos a platicar, y cuando puedo verlos en persona se los recuerdo".
"Es algo emocionante poder ser por un momento uno de tus personajes favoritos y, cuando se emocionan al verte, te hace feliz. Cuando me pongo un cosplay me siento bien", concluye respecto a la sensación que tiene cada vez que se caracteriza.
yhc