El primer pueblo mágico de México, Huasca de Ocampo, reabrió sus puertas al turismo, a pesar de que la contingencia sanitaria por covid-19 aún no finaliza.
Debido a que familias dependen de la actividad turística para sobrevivir, el municipio implementó medidas para la reactivación y la nueva normalidad y si bien el centro y sus lugares más visitados como los Prismas Basálticos o las grandes haciendas –una de ellas San Miguel Regla, declarada en quiebra–, representan riesgo de contagios, existen otros espacios seguros.
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Sobre la carretera que lleva del centro de Huasca a San Miguel Regla, a mitad de camino se encuentra el Mercado Verde, un escaparate para refugiarse de la pandemia y respirar aire puro.
Con no más de 10 puestos de venta, este tianguis artesanal y gastronómico le apuesta a enfrentar la crisis económica derivada del coronavirus. El mercado ofrece artículos naturales, sin fertilizantes ni conservadores en sus productos gastronómicos como mermeladas y esencias relajantes.
Doña Rosa Cruz es una cocinera que ofrece quesadillas de maíz negro. Entre el menú destacan las de caviar de trucha, las de zetas y las de flor de calabaza. El queso que utiliza es 100 por ciento de leche de vaca y todos sus productos son frescos.
En el mercado verde también se puede encontrar vestimenta bordada, mieles, pan casero, frutas y verduras de invernadero (el cual se encuentra atrás del tianguis). Todo en un espacio abierto donde los visitantes pueden mantener la sana distancia.
“Cerramos unos meses porque no estaba abierto el turismo, pero nos animamos a reabrir a pesar de que los restaurantes aledaños siguen cerrados porque somos pocos, tenemos un espacio seguro, no damos gel pero sí lavadero para lavarse las manos y todo lo que damos es natural, orgánico”, dijo Rosa.
“Ahorita las ventas han sido pocas, no hay mucho turismo aún pero confiamos en que poco a poco logremos las ventas usuales”, aseguró Sebastián Herrera, quien ofrece sombreros y bordados en un pequeño espacio del mercado.
El recorrido no dura más de 10 minutos en el tianguis, pero también se puede disfrutar de un caldo de hongos, actividad característica del pueblo mágico.
Los turistas y visitantes suelen llegar a las campañas aledañas en San Miguel Regla como una buena opción para escapar de la ciudad y de la enfermedad. Mientras que sitios como el Museo de los Duendes o las tiendas que ofertan rompopes y la bebida típica conocida como “naranjete”, aplican estrictas de sanidad como la desinfección de billetes, el uso de cubrebocas y la sana distancia.