Aun cuando tienen en el libro y en la lectura su razón de ser, Bookmate e ipstori son aplicaciones con distintos orígenes y objetivos que han visto crecer el número de usuarios a partir de la pandemia, lo que ha logrado generar una coincidencia: la sensación de que cambió el hábito de lectura entre los mexicanos.
“El hábito creado durante la pandemia va a ser muy difícil romperlo, no creo que la gente quiera despedirse de eso y no hablo solo de ipstori. Hemos vuelto a lo realmente importante, y el arte es una de esas actividades esenciales de los seres humanos”, cuenta Ruth Reséndiz, directora general de ipstori.
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“Antes de la cuarentena, la estancia dentro de Bookmate era de alrededor de 40 minutos al día, ahora es de 55. Se observa un claro crecimiento” explica Julia Chardavoine, directora para América Latina de la aplicación y una convencida del aumento del interés hacia otras formas de consumo de libros: “Las mismas editoriales están muy interesadas en promover estos otros hábitos”.
Uno de los problemas que enfrentan las aplicaciones es que su crecimiento no está vinculado con lo económico, en gran parte porque sus contenidos los ofrecieron de manera gratuita para enfrentar el encierro.
“Lo interesante fue ver la evolución de los hábitos lectores de nuestros suscriptores”, a decir de Chardavoine, “normalmente, los lectores leían por secciones cortas, entre las siete y las nueve, obviamente en el transporte. Ahora, como ya no tienen que ir al trabajo, hemos visto que la gente lee mucho más en el transcurso del día, mucho más en las noches, con lo que cambiaron los hábitos lectores”.
Ruth Reséndiz reconoce que no se trata de un éxito económico, “llevamos más de tres meses sin cobrar”, aunque tiene la certeza de que en la actualidad hay cosas mucho más importantes, como acompañar a la gente en este proceso: “seguimos creyendo en las historias como esta compañía, como este aliado para poder digerir lo que está afuera”.
“Estamos muy contentos porque, además, muchos autores de editoriales tradicionales impresas se han acercado a nosotros con una generosidad y con un ímpetu de probar estas nuevas plataformas, lo que nos enriquece”.
Crecimiento
Surgida en octubre del año pasado, ipstori cuenta actualmente con 45 mil lectores —se triplicó el número durante la pandemia— con “ipstorias” clasificadas en nueve áreas: historia, diversidad, misterio, amor, ciencia ficción, fantasía, crónica, literatura erótica y humor. Incluye títulos como Seducción, Sexo profundo, La mujer perfecta, Cada viernes, Ni tan gorda ni tan fea, Cosas que no debes hacer descalza, Una llegada inesperada, entre otras.
“El proyecto apuesta por arropar a más autores, a más lectores. A partir de julio volvemos al formato inicial de dos historias gratuitas al día y el primer capítulo de las más de 46 series es gratuito. En agosto salimos con muchas novedades, con una aplicación nueva, mucho más robusta, con una experiencia de usuario mucho más ágil, para unirnos más en una comunidad de lectores y escritores”, en palabras de Ruth Reséndiz.
Bookmate se fundó hace ocho años en Europa, siendo uno de los enfoques el crecer en mercados donde no había tantas aplicaciones de lectura, la cual permite acceder a cuando menos a un millón 200 mil libros, 50 mil de ellos en español, 700 mil en inglés, porque cuenta con publicaciones en 19 idiomas, a lo cual habría que agregar 45 mil audiolibros.
“Hay mucha gente que piensa que los mexicanos no leen, pero es el mismo juego del huevo y la gallina: ¿no leen, porque no tienen acceso o porque no les interesa leer? A pesar de esta aseveración, México se consolidó como como un mercado muy interesante para crecer en toda América Latina”, en palabras de Julia Chardavoine.
De acuerdo con datos de la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem), antes de la contingencia sanitaria la venta de libros en formato digital rondaba el cuatro por ciento del total de la venta; en países desarrollados anda por el 12 por ciento. “Creo que nosotros sí nos subimos a ese nivel y creo que ahí se va a quedar. La venta de libros con entrega a domicilio también comienza a funcionar, pero nunca es como la librería”, enfatizó Juan Luis Arzoz, presidente de la Caniem.
PCL