Tengo 36 años y es la primera vez que participo en la marcha del #8M. Pero ahora estoy aquí, con otras tres mujeres caminando y agrupándonos con miles de voces que buscan erradicar la violencia machista y la desigualdad de género, una lucha que permea en diversos e impensables rubros de la vida cotidiana.
Llegamos al Monumento a la Revolución y las calles se pintan de violeta y verde. Son muchos los feminismos representados, muchas las luchas. Las consignas suenan: "porque vivas nos llevaron, vivas las queremos". Es la primera que resuena, pero no la última.
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El violeta no solo se ve en las prendas, la ciudad nos acompaña en lo alto, a través de las florecientes jacarandas.
Las historias son incontables. ¿Qué tipo de violencia recuerdas?, le pregunto a Jimena, a quien acabo de conocer pero ha participado en varias ocasiones: "Cuando un wey en la calle me nalgueó", responde.
De su enojo me contagio y le digo: a mí me pasó algo parecido. Por eso y por las que ya no están caminamos, alzamos la voz, escuchamos y acompañamos a otras mujeres.
"Con falda o pantalón, respétame, cabrón" suena y adquiere fuerza para muchas y para mí.
"Mujer, escucha, esta es tu lucha"
"Me asaltaron y me abusaron de regreso a casa después de la escuela. Tuxpan, Veracruz. Mi agresor sigue libre", se lee en una de las pancartas que se ven a lo alto de cada paso lento que se logra dar.
Los datos no son menos alarmantes, según cifras del INEGI, el 70 por ciento de las mexicanas ha experimentado algún tipo de violencia a lo largo de su vida, y son asesinadas más de 3 mil 500 al año.
Son diversos los contingentes, en uno de ellos se ven las mujeres trans. Las cifras también son terribles: México es el segundo país en América Latina donde se cometen más transfeminicidios.
Llegamos al Palacio de Bellas Artes, recinto que es resguardado con vallas metálicas. "Ojalá nos cuidaran como cuidan a los monumentos", dice la pancarta de una chica.
Cada año se desfila y, como dice la artista feminista Mónica Mayer, "es una lucha donde se avanza un paso y con el tiempo se puede retroceder cinco pasos. Sin embargo, la problemática ahora es más visible".
Sigo caminando y alzo la voz por mi mamá, por mi hermana, por mis sobrinas, por mis amigas, por mí, por las que están, las que no están y las que las buscamos. Llegamos a la plancha del Zócalo de CdMx, espacio histórico que luce repleto de mujeres de todas edades que entonan: "Mujer, escucha, esta es tu lucha".
Comienza a oscurecer y las bengalas de humo en color violeta iluminan el aire, al tiempo que los edificios del Centro Histórico se iluminan de lila. Es indescriptible la energía de tantas mujeres reunidas bajo la consigna de libertad e igualdad de género. Hoy los policías no nos cuidan, nos cuidan nuestras amigas, nos cuidamos todas. Hasta el próximo #8M. ¡Ni una menos!
PCL