El escritor y periodista de origen colombiano Gabriel García Márquez, es recordado por el gran legado que dejó en la literatura cautivando a sus lectores con el realismo mágico que marcó gran parte de su estilo como escritor.
A lo largo de su vida escribió 11 novelas, pero sin duda la más recordada es ‘Cien años de soledad’, la cual es considerada como una obra maestra de la literatura hispanoamericana.
El libro no solo es conocido por su gran contenido, sino también por su icónica portada hecha por el pintor y diseñador Vicente Rojo, aunque muchos creen que el libro se lanzó por primera vez con ese diseño la realidad es que fue la artista Iris Alba quien la diseñó.
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El primer diseño de la portada de 'Cien años de soledad'
El primer libro de 'Cien años de soledad' fue editado por la editorial Sudamericana el 30 de mayo de 1967 para ser publicado en junio del mismo año.
Si bien el diseño de la primera portada del libro fue encargado al pintor Vicente Rojo, la realidad es que Iris Alba, en aquel entonces conocida como Iris Pagano, fue quien terminó haciendo la primera tapa del libro debido a unos contratiempos.
La pintora se incorporó a la editorial a principios de los años 60, ella comenzó a hacer portadas más arriesgadas y con influencias del arte pop, por lo que fue la encargada de hacer innumerables portadas para la editorial.
Gabriel le encarga a su amigo Vicente Rojo que haga aquella tapa, sin embargo, a pesar de que el pintor español diseñó la portada a tiempo tuvo que enviar la portada hasta Buenos Aires por lo que ésta se demoró en llegar.
“Yo siempre he imaginado que la portada en su viaje de México a Buenos Aires se detuvo en Macondo para que allá aprobaran o no aprobaran la portada del libro”, dijo Vicente Rojo en una entrevista para El Heraldo.
La editorial estaba ya comprometida a lanzar el libro, por lo que tuvieron que recurrir a Iris Alba, quien pintó un galeón encallado en la selva y debajo de él, tres flores anaranjadas.
Como era de esperarse el primer tiraje se agotó en una semana, por lo que la segunda tirada ya incluyó la portada de Vicente Rojo.
“Se encontraron también con un libro de portada exótica: la de un galeón español flotando en medio de una selva por encima de tres estilizadas flores anaranjadas. La vegetación más que verde era azulada, al igual que el galeón. Como alguien diría después, ni la idea ni la ejecución del diseño eran extraordinarias, pero allí estaba el libro, su tapa, como se dice en Argentina, intentando imponer su presencia en medio de esa otra selva, la de las diversas, variadas y agresivas publicaciones callejeras… De Iris Pagano nadie daba noticias por esos días, ni en la editorial, ni en Buenos Aires, ni en el resto de Argentina”, dijo el hermano de García Márquez en una entrevista.
Vicente Rojo y la icónica portada de 'Cien años de soledad'
La portada que más recuerdan los fanáticos de Gabriel García Márquez sobre ‘Cien años de soledad' es la de Vicente Rojo, aquella con una E al revés que por años fue un misterio para muchos, quienes incluso crearon teorías del significado.
Vicente Rojo contó muchas veces que fue Gabo, quien le pidió personalmente que hiciera la puerta de su libró, por lo que fue uno de los primeros en leer el libro.
“Gabo me pidió esa portada dándome el manuscrito y fui uno de los primeros en leerlo. Me di cuenta de lo excepcional de la obra y de lo difícil que era sintetizar esta novela en una portada”, contó en una entrevista para El Heraldo.
El pintor contó que quería incluir elementos populares, por lo que uso los colores azul, rojo y negro porque son tonos que se podrían hallar en cualquier ferretería de tal manera que se mezclarían bien con cualquier cartel de la ciudad.
“Las letras las tracé –contó en aquella ocasión- como si las hubiera hecho un rotulista de barrio o alguien que pudiera poner lo mismo que el título de Cien años de soledad o de cualquier papelería, o negocio de mecánica. Yo quise darle ese tono popular y así fue”.
Respecto a la E al revés dijo que solo fue para hacer un juego gráfico, ya que si fuera un rotulista quien la estuviera pintado en una pared podría tener algún error.
“Puse la e al revés precisamente para acentuar el carácter popular del rotulista que había hecho el letrero y se había equivocado. Como era un rotulista de barrio que no tenía mucha destreza de repente se equivocó y a mí me pareció que le hacía un pequeño guiño a la novela. Fue un error que le propuse al rotulista para que quedara así y a esa me atengo”, contó Vicente Rojo.