Hace 21 años, nuestros admirados Nicolás Alvarado y Aurora Cano fundaron una aventura compleja de divulgación de la dramaturgia mexicana contrastada con la escritura para la escena de un país invitado que pusiera en relieve similitudes y disonancias; no sólo temáticas sino de procedimientos, estructuras, innovaciones y rescates. Hoy el DramaFest, junto con otras tantas iniciativas de la sociedad civil organizada, han moldeado el devenir del teatro nacional así como su proyección a nivel mundial pues han provocado la traducción, publicación e incluso estreno de autores mexicanos en las más diversas latitudes.
Me tocó en suerte presentar la lectura dramatizada de Lizet Norzagaray a cargo de la directora Rocío Carrillo en el Dramafest de este año. Esta joven dramaturga sinaloense se suma a la lista de beneficiarios de este noble proyecto con la obra Culebras en el agua que nos entrega un mosaico asombroso e inédito de un universo invisible para los ojos de los consumidores habituales de cultura: la vida cotidiana y pequeños mundos de los trabajadores del campo a destajo. Y aún ahí, en aquellos barracones donde se hacinan familias enteras que no saben lo que es el espacio propio ni la privacidad, se teje entre el ruido que nunca cesa y olores que se confunden, pequeños núcleos de complicidades y rencillas temporales entre los infantes de estos campamentos. Esa es la medida de su mundo: el macro de los gigantescos campos agrícolas que han de producir alimentos para la exportación, y el micro de los techos de lámina y esos ladrillos que delimitan sus hogares y en donde se construyen geografías microscópicas.
En ese mundo infantil de precariedad afectiva y material, Liz Norzagaray teje una obra donde sus personajes encuentran en pequeñas rutinas y escasos asombros algo parecido a la amistad, a la historia común pese a las diferencias culturales, a la camaradería, a la felicidad de los pequeños juegos. La autora elude la sordidez que también acompaña a esas Galeras.
Traspunte
Edición 2025
La dirección artística del Dramafest estuvo a cargo de Raquel Araujo, el país invitado fue Polonia y el estado, Nuevo León. Tanto
en teatros de Inbal como en los del Sistema de Teatros de Cultura de CdMx, así como en los regiomontanos, se llevaron a cabo conversatorios, lecturas dramatizadas y puestas en escena.