Si bien el muralismo ya se había superado por las corrientes contemporáneas del arte en la década de los 60, el pintor David Alfaro Siqueiros se mantuvo firme en esta corriente de arte hasta sus últimos días.
Lo hizo desde La Tallera, un espacio multidisciplinario del cual nació su último gran proyecto: La marcha de la Humanidad, llevándolo al Polyforum Siqueiros.
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Natalia de la Rosa, curadora e historiadora del arte, habló sobre el tema con la conferencia *La Tallera: pedagogía experimental, producción colectiva industrial y la resistencia del muralismo (1960-1974)*, en el Centro Roberto Garza Sada (CRGS) de la UDEM.
En entrevista posterior, la curadora explicó cómo desde La Tallera, Siqueiros mantenía una resistencia hacia la importancia del muralismo, en un periodo en que el arte se movía hacia la abstracción.
"La Tallera fue un lugar de resistencia del muralismo, como también lo fue la Sala de Arte Público Siqueiros, a partir de la educación, el debate político y el activismo. Se pensó como una escuela", comenta Natalia de la Rosa en entrevista.
Si bien el proyecto *La marcha de la Humanidad* fue comisionado por el empresario Manuel Suárez para Cuernavaca, el muralista mexicano aprovechó esta oportunidad para llevar su mensaje político.
"En el caso de Siqueiros aprovechó la oportunidad de pensar el arte público. Su obra magna sale del interior privatizado y por eso es una obra pública, porque aún podemos verla en la calle", agregó la curadora.
La charla se ofreció en el marco de la exposición *David Alfaro Siqueiros, La marcha de la humanidad, última etapa de producción 1965-1971*, que se presenta en el CRGS permaneciendo hasta el 2 de mayo.