Deborah Colker (Brasil, 1961), la artista multidisciplinaria, la coreógrafa avezada en romper fronteras, que en la danza ha encontrado el lenguaje para expresarse e irrumpir lo mismo en el Circo del Sol, que en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, o en las escuelas de samba del Carnaval de Brasil, siempre dispuesta a experimentar cómo ahora lo hace con ópera El último sueño de Frida y Diego, obra en español que estrenará en mayo de 2026 en el Met de Nueva York, pues bien esta mujer que además es escritora, directora teatral y bailarina, se encuentra encantada de estar en México.
Colker se presentará con su compañía en el Festival Internacional Cervantino, en la ciudad de Guanajuato, en este mágico lugar donde nació el muralista mexicano, esposo de Frida Kahlo, pareja que tanta fascinación le ha causado. Hasta el grado de visitar los murales que Rivera pintó en Detroit, en Estados Unidos, para abrevar más conocimientos sobre los intereses de estos personajes del México que tanto la cautivan. Quiso conocer esas obras que realizó el muralista mexicano en 1932 en el Instituto de Artes de Detroit, con financiamiento de Edsel Ford, de la dinastía Ford Motor Company.
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El paso por nuestro país, ha llevado, en ocasiones anteriores a Deborah Colker a recorrer Palenque y adentrarse al conocimiento y el estudio de Tenochtitlan, lugares, dice, que le permitieron tener una visión más amplia sobre la colonización.
Para su gira por México, en la que pisará la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México, la directora de la Compañía de Danza Deborah Colker, eligió la obra Perro sin plumas, basada en el poema homónimo del poeta brasileño, João Cabral de Melo Neto, una pieza con una enorme carga personal.
En entrevista con MILENIO la creadora a quien califican como transgresora, dice que México es un país que le interesa mucho por su cultura, historia, manifestaciones artísticas y por supuesto, por sus personajes.
“Estuve muy cerca de Palenque de la historia de la ocupación española. Estudié mucho sobre Tenochtitlán. México siempre fue un país especial e importante para todo el mundo, entonces es una honra para mí estar aquí”.
¿Cómo nace la idea de hacer una ópera de Frida y Diego?
Me invitó el Metropolitan de Nueva York, porque hice una ópera sobre Federico García Lorca. La obra de Frida y Diego sería la segunda ópera en español del Metropolitan, y esto es digno de destacar porque ellos no hacen muchas óperas en este idioma. Me invitaron para hacer El último sueño de Frida Kahlo y Diego Rivera, que sucede en el día de los muertos. Entonces ahora tengo a México literalmente en mi cabeza.
¿Cómo fue ese proceso creativo para traducir el poema de Joe Melo a la danza?
Tenía que decidir la manera en que ese poema fuera traducido a la danza con el cuerpo y con el movimiento. Entonces empecé a trabajar, traté de encontrar las palabras en cada parte del cuerpo, para darle a la forma que Cabral escribió: un cuerpo de un hombre cangrejo, un cangrejo hombre. Un hombre animal que está en el límite de la racionalidad porque tiene una vida trágica porque vive en la miseria y en condiciones difíciles, pero que tiene la piel, la tierra, el lodo, el cielo y el sol. Ese hombre que vive al margen del río, trabajando con las plantaciones y en la pesca.
Elegí, además de la danza y otros lenguajes como el cine y la música, cuando terminé ‘Perro sin plumas’, decía que era un espectáculo de 4D, es decir, de cuatro dimensiones al interpretar las palabras tan intensas y potentes del poema.
Estamos hablando que es una interpretación de un pueblo sagrado, de un pueblo guerrero, fuerte y resistente, con lo que es una obra que pone a pensar a público.
¿Cómo se relaciona esta obra con tu experiencia personal?
El papá de mis hijos era de este lugar, de Pernambuco, era fotógrafo. Cuando me casé con él, conocí la riqueza de este lugar, la cultura, la textura la cultura de los negros y de los indígenas, y el significado de la colonización portuguesa y holandesa de la que fue objeto Brasil.
Hace unos 30 años leí este poema Perro sin plumas, y me marcó la frase: ‘La sangre de un hombre es más espesa que el sueño de un hombre’, la cual es muy importante en la intensidad la textura y la intensidad de la vida de este lugar, que estuvo dentro de mí durante mucho tiempo.
El poema tiene muchas imágenes como aquellas palabras que se refieren a ‘construir en el cuerpo del hombre cangrejo de este cangrejo hombre’. Entonces para mí es como un ritual, pues estar dentro del lodo, es como tener otra piel. El principio es la respiración, por ello se representan a los bailarines como personas anfibias, y esto tiene que ver con que tenemos muchas personas excluidas y refugiadas, que bien podrían ser de este territorio brasileño.
Logras con la danza, desafiar las fronteras y los límites que ponen los cánones establecidos. Te califican como una mujer transgresora ¿qué opinas?
Ríe, eso es lo que ellos dicen. Yo estoy haciendo investigaciones con el espacio y el movimiento, con la idea de hacer parte de mi lenguaje a la gravedad, de jugar con ella, y de experimentar en la danza.
Para esta coreografía retomé la idea de las favelas, de los asentamientos precarios donde las personas viven, sólo que aquí, en el escenario, recurrí a las cajas en las que se transportan las frutas y hasta las gallinas que son colocadas ahí juntas, encimadas, sin espacio y sin dignidad. Entonces lo que construyo como coreografía es una favela para hablar de la transgresión.
¿Cómo es que una pianista y jugadora de voleibol profesional, encontró refugio en la danza?
Creo que junté a la danza, a la música y al arte en una expresión física, donde el desafío de una tiene, no es vencer al otro, sino a una misma. Siempre tuve una energía que necesitaba de salir, y la danza me ayudó a encontrar a mi cuerpo como mi voz, como una manera de expresarme.
Como ahora que estoy dirigiendo ópera, lo cual representa todo un reto porque tienes que basarte en una partitura, tienes que saber leer el pentagrama. Así que estoy volviendo a los principios de la música, mi padre es violinista, con lo que desde pequeña estuve muy cerca de la ópera, del ballet, del piano y de las orquestas. Entonces, creo que en la vida uno trata de contar su historia, su memoria y expresar todo ello.
Perro sin plumas, de la Compañía de Danza de Deborah Colker, se presenta este sábado en el Auditorio del Estado, en el 52 Festival Internacional Cervantino. Posteriormente ofrecerá dos funciones los días 30 y 31 de octubre en el Centro Cultural Universitario, en la Ciudad de México.
evt