Abril y Matilde son dos niñas de seis años de edad que tomaron una decisión: cortar su largo cabello y donarlo a niñas que padecen cáncer, sin importar “dejar de ser como Rapunzel”.
Fortuitamente, ambas pequeñas se encontraron en un café de Coyoacán, acompañadas de sus respectivos padres, en donde la fundación Rizos de Amor y Alegría AC organizó una jornada de cortes de pelo para tejer pelucas oncológicas y donarlas a niñas de escasos recursos.
Nunca se lo cortó, “se lo dejé crecer sus seis años y se lo acabamos de cortar. Siempre la peinaba de trenza, le decían Rapunzel de cariño”, comenta Miriam, madre de Abril.
La decisión de la pequeña surgió tras ver una película que la impactó. “Sobre una niña que enfermaba de cáncer, ella tenía tres años, le impactó mucho la historia y le tuve que explicar por qué los niños se llegan a enfermar; entonces se lo dejé crecer y ella sabía que algún día se lo iban a cortar para donarlo”.
Así llegó el día y al cortarse el pelo al ras de la oreja, Abril donó 45 centímetros de cabello pelirrojo. Aunque Matilde quería un look parecido, sus padres solicitaron al estilista un corte a la altura de los hombros, con lo que la niña donó 35 centímetros de cabello.
“Mi papá me dice que no me lo corte, pero ya me lo van a cortar. Lo quiero donar a las niñas con cáncer para hacerlas felices”, dijo Matilde mientras las tijeras recortaban sus cabellos.
En el mercado, las pelucas oncológicas elaboradas con cabello natural, alcanzan un precio de 25 mil pesos, ya que para elaborar solo una de ellas se requiere el pelo de entre cinco y ocho personas.
A través de instituciones como el Hospital Infantil Federico Gómez, Hospital Infantil de Tlaxcala y el Instituto Nacional de Pediatría, la asociación Rizos de Amor y Alegría, que hoy cumple dos años de su fundación, ha donado más de 50 pelucas, lo que implica que más de 400 personas hayan donado su cabello.
“Las pelucas son muy caras, puedes llegar a pagar por una peluca hasta 25 mil pesos. Finalmente es un producto que para mucha gente se vuelve inalcanzable y cuando están transitando con una enfermedad tan complicada como el cáncer, pensar en un lujo como ese sería totalmente ilógico”, dijo Karina Avendaño, fundadora de la asociación.
Durante el par de horas que duró la jornada de recolección de cabello, una decena de personas se dieron cita para hacerse el corte, mientras que igual número llevó su mecha, cortada días antes, como la joven Arlette Aldama quien llegó completamente rapada.
“Mi mamá está atendiendo a una pequeña con cáncer de seis años; no la conozco, pero me ha comentado su proceso y quise poder hacer algo”, dijo entre sollozos.
Martha, otra donante, llegó muy animada a la cita.
“Ya lo tenía muy largo, llevo dos años sin cortármelo, bueno, llevaba dos años, dice mientras los tijeretazos se escuchan detrás de su espalda.
“Antes sí me pesaba mucho traerlo corto porque en esta sociedad nos han enseñado que el cabello súper fundamental para las mujeres, traer la melena larga. Yo ahorita estoy en ese proceso de entender que solo es cabello, pero hay personas que no lo piensa así y más si se trata de niños y niñas, yo no le doy tanta importancia”, expresó.
Para donar cabello para la elaboración de pelucas oncológicas se deben cumplir algunos requisitos. El largo donado deberá ser mayor a los 30 centímetros, no debe estar teñido, decolorado, ni canoso. Además, se debe cortar en varias coletas para aprovecharlo mejor.
“Mínimo se deben entregar 30 centímetros, porque al tejer el cabello se pierden cinco centímetros. Entonces queda la peluca de 25 centímetros. Después se entrega, se le hace el corte y ya pierde otros cinco centímetros y quedaría de 20 centímetros mínimo, porque las niñas siempre piden cabello largo”, explicó el estilista Fabrizzio Espinosa.
Karina Avendaño señaló que Rizos de Amor y Alegría ya cuenta con un stock de cabello, pero la fundación requiere los recursos económicos para poder solventar los gastos de la elaboración de las pelucas y entregarlas sin ningún costo a más niñas que las necesitan.
“Ya que la peluca está en la cabecita de alguien nos implica 6 mil pesos, no es únicamente el tema de fabricarla, sino todos los gastos alrededor: la transportación, comisiones bancarias. Si bien para quienes estamos en la fundación nuestro trabajo es totalmente voluntario, hay que buscar los recursos para poder hacer las pelucas, de manera que quien recibe la peluca no pague absolutamente nada, porque trabajamos con niños de escasos recursos”, indicó.
Para donar su cabello o contribuir con la fundación se pueden enviar donativos a una cuenta bancaria que puede ser consultada en la página web http://rizosdealegria.org/.