Por recomendación médica me trasladé a un lugar al norte de Port Isabel, en Texas, para pasar el invierno a nivel del mar y con temperaturas no muy frías. De hecho, arribé el jueves pasado y esa noche salí al jardín a disfrutar de una muy agradable temperatura de 28° C, una noche despejada donde se podía ver a simple vista y con claridad el cúmulo de estrellas denominado Las Pléyades, de esas noches que uno piensa que son muy disfrutables.
Llegó el momento de ir a dormir para luego despertar en medio de una depresión tropical, con vientos de 50 kilómetros por hora y una temperatura de 11° C, cambio que se dio en unas cuatro horas.
Una depresión tropical se define como un sistema organizado de nubes y tormentas eléctricas con una circulación definida en la superficie y vientos cuya velocidad máxima a nivel del mar es inferior o igual a 62 km/h. Éstas en muchas ocasiones dependiendo de las condiciones atmosféricas imperantes y las condiciones con la temperatura de los océanos, devienen en la formación de tormentas tropicales. De acuerdo con la fuerza y la localización que presente la tormenta tropical se la podrá llamar ciclón tropical, tifón, huracán, depresión tropical o ciclón. La denominación de tropical, básicamente, se debe al origen geográfico de este tipo de sistemas, que se originan casi con exclusividad en las regiones tropicales.
Hay que recordar que existe una llamada corriente atlántica denominada Del Golfo, que lleva agua caliente y que circunda, partiendo de África llegando al Golfo de México, para luego ascender por la costa este de los Estados Unidos, desviándose al norte para pasar por Islandia y bajar tocando Inglaterra y terminar nuevamente en África para iniciar su periodo de calentamiento de nuevo. Por ello, las tormentas tropicales se desarrollan sobre extensas superficies de agua cálida y perderán parte de sus fuerzas una vez que penetran en la tierra. Aquí se encuentra la razón por la cual, generalmente, las zonas costeras resultan dañadas de manera significativa cuando tiene lugar una tormenta de este tipo, mientras que las regiones interiores se encuentran relativamente a salvo de recibir fuertes vientos.
La parte de la ciencia que se ocupa de estudiar, predecir y comprender todos estos fenómenos climáticos es la meteorología. Esta disciplina y todas las conclusiones que nos brinda a través de los estudios que realiza son de vital importancia para las personas porque las condiciones climáticas existentes pueden afectar de manera directa y condicionar en algunos casos las actividades diarias que desarrollamos.
La imagen de hoy la tomé en Port Mansfield hace un par de años, precisamente unas horas antes de otra depresión tropical.
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