Juan Carlos Soriano es originario de Nealtican, municipio famoso por sus músicos, por lo que resulta normal que las familias hereden este gusto. En el caso de Juan Carlos, comenta que su tío Federico Romero lo invitó a aprender la música del mariachi cuando tenía 12 años; él comenzó con el violín, pero fue el sonido de la trompeta el que lo conquistó.
“En mi pueblo el oficio de mariachi se aprende de la familia. En mi caso no fue directo de mis padres, fue un tío quien me invitó a aprender, pero en la mayoría de casos es herencia familiar, los padres enseñan a los hijos y éstos a su vez a los nietos que les gusta”, comenta en entrevista para MILENIO Puebla.
Juan Carlos es parte del Mariachi Nuevo Colonial, donde lleva 20 años de trabajo, aunque confiesa que la trayectoria de su oficio es mayor, pues en su pueblo llegan a registrarse grupos hasta con tres generaciones de existencia.
“Es un orgullo ser de Nealtican, ya que nuestro pueblo está considerado como cuna de los mejores mariachis de la región. En varias partes hay mariachis, pero hay grupos que no son estables, y en nuestro pueblo hay bastantes grupos que se presentan bien uniformados, con buen número de elementos y con amplio repertorio, pues nosotros siempre tratamos que el evento a donde vayamos salga de lo mejor. Puede haber mariachis de cualquier región, pero los de mi pueblo son los mejores, no lo digo yo, lo dice el cliente.” comenta.
En Nealtican la mayoría de mariachis están integrados mínimo por 10 elementos: tres armonías: (un guitarrón, una vigüela, una guitarra), dos trompetas y cinco violines. Como regla todos deben cantar o al menos la mayoría, pues trabajan jornadas de cinco horas seguidas y es una forma de cuidar la voz, alternar y a la vez se ofrece al público una variedad de voces.
Este oficio no es fácil porque a decir de quienes lo realizan, no tiene horarios, no sé sabe qué días se dormirá o tendrán sus tres comidas y en fechas como el 10 de Mayo o el Día del Padre, en su mayoría no pueden estar con sus familias, ya que son las fechas que tienen más contrataciones.
Entre las cosas buenas de este oficio, Juan Carlos expresa que la música alegra a las personas: “Desde que entramos a una casa interpretando El son de la negra sentimos alegría y la contagiamos, pues esta canción es como el himno de los mariachis.”
Soriano contó que ha tenido la oportunidad de tocar en pueblos vecinos, en Puebla capital, Atlixco, San Martín Texmelucan, así como en los estados de Veracruz, Morelos, Tlaxcala y Ciudad de México, entre otros, pues afirma que van a donde el cliente lo pida.
“Por ejemplo, en México está Garibaldi y bien podrían contratar allá, pero nos dicen: ‘Nos gustan ustedes y deben de venir y traer su show y audio’, y por eso nosotros vamos a donde nos inviten”
Ante la cancelación de eventos patronales, bodas y 15 años Juan Carlos comenta que sus compañeros han tenido que emplearse en otras actividades, algunos trabajan en bloqueras como obreros, otros tienen un negocio propio y algunos retomaron sus trabajos de medio tiempo como taxistas.
Ahora con el confinamiento por pandemia sus contrataciones bajaron, porque antes tenían fechas programadas hasta por tres meses, pero actualmente, si acaso se ofrece una serenata y sin gente, no obstante, se presentan con empeño pues saben que si el cliente queda satisfecho seguro los recomendará.
AFM