Desequilibrio

De gira por México, la compañía colombiana Dulce Compañía, ha pisado ya tierra morelense en el Centro Cultural Mulato Teatro y visitará Puebla, León y Querétaro

Compañía colombiana Dulce Compañía
Jaime Chabaud Magnus
Ciudad de México /

De gira por México, la compañía colombiana Dulce Compañía, originaria de la ciudad de Cali, ha pisado ya tierra morelense en el Centro Cultural Mulato Teatro y visitará Puebla, León y Querétaro. Desgraciadamente no lograron coordinarse con alguna sala institucional o independiente de Ciudad de México y por tanto los capitalinos no podrán disfrutar de Desequilibrio, estupendo trabajo que se debe a la pluma y dirección de Rodrigo Velez. 

En El Breve Espacio de la capital poblana se presentarán este sábado 18 a las 19 horas; en Micro Teatro, León, el viernes 21 y sábado 22 a las 20:30 horas, y cerrarán en el Festival de Monólogos de la capital queretana el martes 25 de julio a las 19:00 horas. 

Desequilibrio, protagonizada por José Antonio Osorio, construye la vida tristemente optimista de un escritor en ciernes, Manuel, metido a estudiar una maestría y cuya vida sentimental resulta más hipotética que práctica. Obsesionado con la Chica T, con la que cree haber establecido una conexión estupenda, permite que su imaginación vuele vía el recurso de la presuposición. Paralelamente, también descubre desde Colombia a la poeta mexicana del siglo XVII sor Juana Inés de la Cruz. La Chica T le confiesa al fin, arrinconada por Manuel, que es muy pero muy gay. Lejos de desilusionarse, el optimista se fascina con la simetría entre la monja jerónima y su muy, muy, lesbiana objeto del deseo.

Inteligente trama plagada de citas literarias, visuales y musicales que el director-autor entreteje en este espectáculo, que nos entrega una soledad alegremente triste o tristemente alegre. La sensación que produce en el espectador es ambivalente y no sabe uno si tenerle misericordia o lástima al personaje que nos empata con nuestros propios miedos a establecer relaciones, al rechazo, a la soledad. Manuel vive, por citar solo el título de la novela de Bohumil Hrabal, “una soledad demasiado ruidosa” a la que finalmente acompañan o sirven de placebo libros, películas y rolas que llenan las grietas de su alma.


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