Para Citlalli H. Xochitiotzin Ortega su padre, el maestro Desiderio Hernández Xochitiotzin, fue “un genio y un hombre con una gran capacidad para amar, de amar a la gente sin decirlo, fue un hombre muy silencioso, indígena y muy entregado, y eso solo lo pueden hacer los genios, que pueden amar sin estar presentes en el protagonismo sino demostrándotelo en la práctica”.
En entrevista con MILENIO Puebla, Citlalli consideró al maestro como un genio “para entender su época, para trabajar todo lo que trabajó y para difundir todo lo que difundió”. Del dibujante, pintor, grabador, escritor, arquitecto, cronista, catedrático, investigador y restaurador, mencionó: “Creo que el artista debe tener esos grados entre lo humano y lo divino”.
Por ello, resaltó que el aprendizaje más importante de su padre fue “la gran concentración que tuvo para poder hacer su obra”. De sus creaciones, resaltó los murales del Palacio de Gobierno de Tlaxcala, a los que calificó como magnánimos, “porque le llevó una concentración de trabajo de 50 años, en los que tuvo que hacer rescate y trabajar la lectura de las fuentes, así como conformar un discurso plástico. Es una obra maravillosa por estas características y por el trabajo estético que conforma”.
Sin embargo, enumeró a otras obras que para su gusto, “son maravillosas. Una de ellas es este conjunto de cuadros que está en el Templo de Fátima en Michoacán, en Tacámbaro. Es una obra de gran belleza (…) es una obra simbólica porque con ella comienza a conformar, digamos, su estructura estilística”. Comentó que esta obra es de su gusto pues es justo cuando el pintor tlaxcalteca empieza a utilizar los colores que le caracterizarían.
“El azul que descubre él en su cromatismo, un azul plumbago muy bello, y unos fucsias, cuando nadie usaba el fucsia, ahora el fucsia es muy mexicano, es el rosa mexicano, pero el fucsia que usa es fosforescente, un rosa que está en este vibrato de color que me encanta porque alcanza la comprensión de que el tema que utiliza es místico”.
También resaltó el San Francisco que está en Cholula, así como El Camino de los Muertos, “una serie que está dispersa y que no hemos podido lograr tener los 18 cuadros juntos”. De las obras que le aportó a Puebla, se queda con los vitrales que realizó para el Templo de Ocotlán.
“Si tú vas y ves el material de los vitrales y los comparas con los vitrales de Francia, no le pide nada. Los grandes artistas de Francia hicieron vitrales gigantes (…) la dimensión no disminuye la calidad. Tienes que verlos y estar un rato ahí para estar sintiendo la trasmisión estética que él pensó”.
La presidenta de la Fundación Desiderio Hernández Xochitiotzin aseguró que son incontables las obras que culminó su padre: “Cuando comenzamos a hacer el registro de obras, nos decía que tenía 200 malintzis, llevamos 80 en el registro”.
Inspiración
Citlali refirió que su progenitor tuvo una gran capacidad de trabajo, porque hacía diseños para artesanías, letras capitulares, ilustraciones, grabado, carteles, rescate patrimonial para las iglesias: “Un hombre con un gran trabajo”.
Reveló que la fuente de inspiración de su padre para realizar sus obras fue Tlaxcala, así como su infancia en Puebla, “su familia, sus abuelos, su padre, su mamá, la maestra Lilia Ortega de Lira, que fue mi madre, fue una gran inspiración y está pintada en muchas partes de sus murales”.
Para Citlalli, el mayor recuerdo de su padre “es su rectitud. Siempre fue un hombre muy recto (…) era un hombre muy equilibrado en su manera de ver el mundo y admiro mucho su gran capacidad de concentración para trabajar”.
Aseguró que la obra más importante de su padre fue la promoción cultural “Siempre fue un gran promotor de artesanías, de espacios, de gente, de historias”. Aunque la obra del maestro Desiderio está vigente, lamentó que en México no se valore.
“Aquí hay una tendencia cultural doméstica de no reconocer lo hermoso que tenemos y ahora con el covid-19 empezamos a darnos cuenta que hay que valorar el tiempo, la familia y que te pueda hasta saludar. El maestro Xochitiotzin fue un hombre muy disciplinado que no vio como parte de su trabajo la difusión de su obra”, concluyó.
AFM