¿Es tan difícil, Lísida,
que digas: “Sí,
quizá me equivoqué,
tenía que haber sido
siquiera alguna vez más cálida contigo
o no tan fría,
los pocos días
que fuiste mi cautivo
y estuviste comiendo de mi mano,
rendido en cuerpo y alma,
a mi merced”?
¿Es difícil decir:
“Debí ser menos áspera,
ya que no fui capaz de ser más tersa,
y alguna vez, siquiera alguna,
otra cosa mostrar
distinta a indiferencia,
vestida para ti invariablemente
de hielo humano
o mármol”?
¡Pero mejor así!
Que en ese caso, Lísida,
volvería en ese instante
a estar a tu merced,
y a comer de tu mano,
cautivo nuevamente,
rendido en cuerpo y alma
a tus helados
pies.
Difícil
Poesía
Este poema forma parte del libro Oscuro escarabajo, que verá próximamente la luz bajo el sello de Monte Carmelo Ediciones.
Ciudad de México /
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