Con un programa encabezado por mujeres creadoras, la Compañía Nacional de Danza (CND) recibe en el escenario del Palacio de Bellas Artes no solo el trabajo artístico de coreógrafas, bailarinas, iluminadoras o vestuaristas, sino también la dirección orquestal de Alejandra Urrutia, violinista, educadora y quien en su momento fue la primera mujer en dirigir la Orquesta de Cámara de Chile.
En entrevista, la directora detalla su participación con la Orquesta del Teatro de Bellas Artes, porque, confiesa, “fue una sorpresa para mí; yo estuve acá en Ciudad de México trabajando con la Orquesta Sinfónica Nacional en abril, y me llega esta invitación hace unas semanas atrás. Me contactó el director titular, Iván López Reynoso, para hacer este programa con la Compañía Nacional de Danza, y para mí ha sido un lindo desafío y algo muy innovador”.
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Serán cuatro funciones: el 27 de agosto a las 17:00 horas; el 29 y 30 a las 20:00 horas, y el 3 de septiembre a las 17:00 horas en el que Alejandra Urrutia lleve la batuta de estas fechas, donde se entonará Concierto para violín de Piotr Ilich Chaikovski, así como Concierto para arpa, del compositor argentino Alberto Ginastera.
En esta la primera pieza “habrá tres coreografías distintas para cada movimiento, y cada una de las coreógrafas tiene su idea bien concreta y específica de los movimientos que les toca trabajar; de alguna manera para mí es bien fascinante ver los ensayos de la compañía y ver lo que ellas imaginan al escuchar esta música. En la pieza de Ginastera vamos a otro mundo sonoro: es una obra escrita en 1950, por lo que es una pieza más contemporánea. En esta ocasión la coreógrafa es Irina Marcano, y su visión de la obra es tremendamente surrealista”.
Espacios equitativos
Hay música y danza en un mismo escenario, ¿cómo vives estas presentaciones, cuando tu trabajo converge con otra disciplina?, se le pregunta. “Me parece que cuando se mezclan distintas disciplinas artísticas, es lo más natural del ser humano, porque desde pequeños estamos bailando, pintando, cantando… las artes son un reflejo natural del ser humano. Por eso me gusta este proyecto, porque las obras por sí solas de Chaikovski o Ginastera son arte, pero al agregarle el elemento de la danza, con todo lo que tiene que ver, nos lleva a un espacio más profundo que nos abraza a todos, y para mí es esencial. El arte nos une como seres humanos”.
Sobre si hay espacios suficientes para las mujeres directoras: “Cada vez siento que se le está dando más oportunidad a las mujeres. Si uno piensa en Europa, sobre todo hay muchas mujeres que están ocupando cargos muy importantes en orquestas y me parece que esa es la manera, porque hay hombres y mujeres que son tremendamente competentes y hay que darle la oportunidad a todos; para mí es esencial lo que está ocurriendo con directoras de orquesta mujeres: hay mucha más visibilidad, se nos están dando más oportunidades, pero se necesitan más para que se nivele nuestro trabajo. Soy optimista porque creo que eso está ocurriendo, quizá no en el ritmo que nos gustaría pero está ocurriendo”.
Estreno mundial
Además del trabajo coreográfico de Jazmín Barragán, Rosario Murillo y Sonia Jiménez con el Primer movimiento, Segundo movimiento y Tercer movimiento del Concierto para violín de Chaikovski, Irina Marcano presentará el estreno mundial de L.E.O. El espacio onírico, obra en la que el surrealismo, esculturas y máscaras que la artista Leonora Carrington creó en México, están presentes.
“Fue complejo porque decidí hacer un proceso de experimentación personal propio con el lenguaje, para traer las cosas más enmarcadas al comenzar el trabajo en salón con los bailarines. Es una obra que tiene una complejidad espacial bastante amplia, donde se juega mucho con la composición en el espacio, lo que para los bailarines implica mucha percepción de su entorno, además de los movimientos y la complejidad del vestuario y la luz”.
En ese mundo surrealista, enmarcado por las máscaras de Leonora y con un vestuario “complejo”, “tiene dos personajes principales que en sí son una misma persona, que es El Quiromante, el que tiene como este sexto sentido para transformar con la imaginación todo su entorno. La obra empieza al darle vida a un cuadro en el escenario, y esos personajes empiezan a cobrar vida y cada uno de ellos están inspirados en personajes de Carrington”.
A pesar de que la narrativa dancística es abstracta, cada personaje tiene una historia, porque la obra de Leonora siempre ha cautivado a la coreógrafa, desde su vida hasta su proceso creativo. En L.E.O. El espacio onírico participarán 16 bailarines y tendrá una duración de 25 minutos.
PCL