Con los sismos de septiembre de 2017, se derrumbó cúpula del templo de Nuestra Señora de Los Ángeles, están a punto de cumplirse dos años de esa tragedia y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) anunció el proyecto de restauración de esta parroquia.
Los trabajos estarán a cargo de la Secretaría de Cultura y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), informó Antonio Mondragón Lugo, director de Apoyo Técnico de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos del INAH.
En un comunicado se informa que el funcionario indicó que resultará ejemplar este proyecto de restauración ya que se sustenta en una metodología adecuada y bien pensada; “desde un primer momento, esa ha sido la apuesta, aunque sabemos que el proceso puede parecer lento”.
Explicó que los problemas ocasionados por el temblor tienen relación directa con su diseño estructural. El diámetro de su cúpula es de aproximadamente 14 metros, cuando las de inmuebles similares miden entre 7 y 9 metros.
Otro elemento que resultó poco adecuado para la cúpula fue su remate. El peso de esta linternilla, que se calcula en 20 toneladas, en combinación con la vibración sísmica, ocasionó una perforación en el casquete y fracturas que provocaron el desprendimiento de bloques de mampostería de hasta 3 metros de longitud.
Luego indicó que, además, el temblor del 19 de septiembre de 1985 ya había dejado frágiles varios elementos arquitectónicos y que nunca se realizó una intervención a fondo ni se incorporaron estructuras de refuerzo.
Inmediatamente después del sismo de septiembre de 2017, la Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura, asumió la encomienda de evaluar la magnitud de los daños y solicitó a Sackbé, empresa especializada en la restauración de inmuebles patrimoniales, el análisis para definir el proyecto de intervención. Posteriormente, la CNMH retomó la estafeta para trabajar en la recuperación de este entrañable templo.
En una primera línea de trabajo, los especialistas propusieron el retiro de la sección de la cúpula que no colapsó, debido al riesgo que podía implicar, pues su único apoyo son los muros verticales que también sufrieron daños. No obstante, siguiendo las normas internacionales de restauración, las cuales recomiendan conservar —en la medida de lo posible y según su importancia histórica— los restos materiales, se buscaron opciones para mantener lo que quedaba de la cúpula.
Con base en la información obtenida mediante escaneo láser, expertos internacionales como Santiago Huerta Fernández, arquitecto de la Universidad Politécnica de Madrid, y el ingeniero Giovanni Cangi, profesor de la Universidad Roma Tre, coincidieron en que la sección que permaneció “está en buenas condiciones y sólo es necesario estabilizarla”.
Sobre esta propuesta se trabaja actualmente y se diseñan los procedimientos para su ejecución. Sin embargo, esto requerirá una serie de estructuras, al interior y exterior de la iglesia, hechas a la medida para alcanzar el casquete. Una vez colocadas podrán iniciarse los trabajos de consolidación y la restitución de la parte colapsada.
Antonio Mondragón abundó en que los faltantes de la cúpula “se repondrán con tres tipos de piedra de canteras del Valle de México: una densa en la parte baja; otra ligera en el medio y en la parte superior llevará tezontle, el cual, es más liviano pero resistente. En resumen, vamos a tener una nueva cúpula similar a la original, pero con menor peso”.
También se evalúa incorporar refuerzos que den estabilidad al edificio. Para ello se requiere analizar el estado del subsuelo y la cimentación, puesto que la iglesia se levantó sobre un terreno fangoso.
El proceso de restauración de inmuebles históricos requiere paciencia, dedicación y un análisis minucioso. Por ello, Mondragón asegura que “una vez que se cuente con los recursos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden), es factible que inicie este año la primera fase de la obra. El recorrido es largo pero los frutos valdrán la pena”.
La participación de la comunidad y de las autoridades parroquiales ha sido importante en el seguimiento del proceso de recuperación del inmueble religioso, quienes además de manifestar su preocupación han estado atentos de cada acción, y conscientes de que se trata de un trabajo de largo aliento, y uno de los compromisos de la actual administración federal.
En este sentido, pese a la caída de parte de la cúpula y el cierre del templo por cuestiones de seguridad, el culto no se ha suspendido y se lleva a cabo en un espacio que se acondicionó en el exterior. Cabe mencionar que el pasado 2 de agosto, ante la petición de los feligreses de contar con la imagen de Virgen para la realización de la misa con motivo de su fiesta patronal, la Secretaría de Cultura y el INAH instalaron un circuito cerrado de video, por medio del cual pudieron apreciarla y llevar a cabo su celebración.
lnb