Autor de óperas, ballets, obras orquestales y de cámara, Daniel Catán, quien falleció en 2011 a los 62 años, se consideraba “un autor universal, neorromántico, muy cimentado en sus raíces latinoamericanas y en la tradición europea de composición”.
Habla la flautista Andrea Puente, quien fue su esposa y es presidenta de la fundación que lleva el nombre del compositor. Lo recuerda como un artista “muy metódico que componía todas las mañanas. Desde temprano se sentaba al piano y una vez que empezaba a escribir cerraba la puerta del estudio y trabajaba cuatro o cinco horas seguidas. Luego se tomaba un descanso y comíamos, pero esas cuatro o cinco horas eran sagradas para él”.
En ocasión del que hubiera sido su 70 onomástico, se prepararon nuevos montajes de dos de sus óperas emblemáticas. Los días 24 y 25 de mayo se presentó La hija de Rappaccini en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, mientras que Salsipuedes se presentará en el Palacio de Bellas Artes mañana y el 2 de junio.
“Daniel hubiera estado muy contento, porque siempre era complicado montar sus óperas en México —refiere Puente, quien radica en San Diego, donde vivía con el compositor—. Durante 20 años me he dedicado a apoyar la ópera en español y el hecho de llegar con su obra al Palacio de Bellas Artes y al Centro Cultural Universitario de la UNAM es una satisfacción enorme, no solo como la viuda de Daniel, sino como músico”.
Para la flautista, a través de sus obras entabla “un diálogo con la literatura latinoamericana. Escribió temas propios del siglo en el que vivió a partir de textos de escritores que también vivieron en ese tiempo. Mientras La hija de Rappaccini se basa en un relato de Nathaniel Hawthorne, que posteriormente Octavio Paz adaptó para su obra de teatro, Salsipuedes contó con libreto de Eliseo Alberto en colaboración con Francisco Hinojosa y el propio Daniel”.
Andrea Puente indica que a diferencia de otras óperas, las de Catán “no abordan historias de los siglos XVII, XVIII o XIX, sino que son historias que nos tocan, que hablan de un mundo que nosotros conocemos y del que tenemos referentes”.
CODA
MUCHO RITMO
El ritmo es la esencia de Salsipuedes, dice Andrea Puente. “Las estrellas son las percusiones, el gran grupo que estructura y mueve hacia adelante la obra.
Es como si tuviéramos a un gran combo de salsa contándonos la historia de la isla caribeña de Salsipuedes”.