Dos hermanas, una activista y otra periodista, se reencuentran para tirarse a la cara el “lenguaje punzante” del dramaturgo francés Pascal Rambert, uno de los más representados hoy en México, en un drama universal sobre vínculos familiares y fraternales donde en confianza se pueden decir cosas duras.
El detonador es que la activista, irónicamente preocupada por problemas globales, no se toma la molestia de informar la muerte de su madre a la hermana menor, la periodista, a la que se le fue la nota.
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“El lenguaje de Rambert es muy punzante, muy detallado entre todos sus personajes de sus obras en general. Hermanas trata temas universales, como los vínculos familiares y fraternales, pero incluso quienes no tienen hermanos pero sí mejores amigos desde la infancia podrán sentirse identificados”, comenta en entrevista Maga Díaz, productora y protagonista de la pieza, junto con su par Alba Messa.
“Son vínculos personales muy complejos, en los que se tiene como licencia una confianza de decirse cosas muy duras mientras se reprimen otras; son vínculos que se exploran en todo lo que se dicen y viven las hermanas. Cada una tiene un punto de vista muy diferente y se necesita mucha empatía, no tener ego, sino amor, para poder entender a la otra, por eso Hermanas es tan universal”, agrega.
Maga Díaz interpreta a Maga, la menor, y Alba Messa, a Alba, la mayor, en esta producción hermanada por las compañías de las actrices (Loba Lab y Own Vibe) y que dirige la también cineasta María Fernanda Bosque, con Carla Müller como asistente de dirección, todos los miércoles, del 17 de abril al 26 de junio, a las 20:30 horas, en el Foro Shakespeare Espacio Urgente 2.
“Los nombres de los personajes son los de las actrices. Es un recurso muy poderoso que utiliza el autor; cuando estás en el escenario y la otra actriz te llama por tu nombre hay una cosa corporal, de conciencia, que acciona desde otro lado, y eso es muy importante”, afirma la productora y protagonista.
Díaz interpreta a la hermana menor, Maga, una periodista que no pudo despedirse de su madre que falleció porque Alba no le avisó del deceso; y va a reclamar a su hermana por qué no lo hizo. Buscan la manera de arrojarse a la cara esas palabras que sus cuerpos aún no han dicho. Se aman en el rencor, no necesitan llegar a las manos para hacerse daño, les basta el lenguaje, quirúrgico y descarnado.
“Maga y Alba se empiezan a decir cosas que no se han dicho en 30 años. Hay momentos bonitos, otros más dramáticos, álgidos, dinámicos, o mucho más nostálgicos o mucho más amorosos; hay toda una reflexión y una despedida de cómo cerrar ese ciclo ya que Maga no se pudo despedir de su madre”. María Fernanda Bosques ha hecho un gran trabajo de dirección y actuación, con todo el desarrollo del cuerpo lúcido muy importante en esta obra de 85 minutos, que es una historia de amor entre hermanas”.
Ambas empuñan el lenguaje como arma para expresar su deseo de venganza: “¿Te das cuenta de a lo que hemos llegado?”, pregunta Alba. “A que la palabra hermana rasgue los labios”. Y, más adelante, Maga responde: “Si destruyo tu lengua te destruyo a ti, si destruyo tu lenguaje destruyo tu mundo”.
Maga Díaz subraya la ironía de que el personaje de Alba tiene una visión universal de la relación, por su trabajo dentro de una organización no gubernamental, mientras que el suyo es más personal.
“Es una obra maravillosa, de vigencia en todo el mundo y, en especial, en México, ahora que estamos viviendo momentos de guerra, de falta de empatía. Una hermana habla sobre los problemas del mundo y la otra, sobre los muy personales, de los recuerdos, de cómo vivieron ciertas cosas en la infancia, de cómo fueron creciendo. Las personas del público se van a sentir muy identificadas con cualquiera de las dos hermanas; los dos puntos de vista son muy válidos, es muy importante lo que dicen cada una de las hermanas y cómo cada una reacciona de manera muy personal ante esta situación”, añade Díaz.
La acción se desarrolla cuando Alba está a punto de preparar una conferencia en la ONG donde trabaja y Maga irrumpe en el lugar para reclamar que no le haya avisado de la muerte de la madre.
—Es irónico que Maga, siendo periodista, no se enterara de la muerte de su madre. Se le fue la nota.
No se le fue, se la fueron. Ninguna sabe lo que va a pasar ese día, extraordinario para ambas. Nada está previsto, es lo más interesante y dinámico de la obra, que nada está previsto en el sentido de que entran a este día extraordinario y se van a decir todo lo que no se han dicho en 30 años. Pero, sí, es irónico. Y también es muy irónico que Alba, que se ocupa de muchas causas en el mundo, no le avisara a su propia hermana de la muerte de su madre. Ambas son irónicas, porque irónico es el ser humano.
—Muchas obras de Rambert son desesperanzadoras. ¿Ve lo mismo en Hermanas?
El teatro está para confrontar, no es complaciente, para que vayas y experimentes y saques lo que es mejor y aplicable para ti como espectador. Rambert retrata una situación muy particular, que es la muerte de su madre y la relación de dos hermanas, una no le avisó a la otra. Se experimentan muchas situaciones de la vida, de la infancia, de cómo la vivió cada una, y de la muerte. ¿Qué esperamos de la vida y de la muerte? ¿Qué significa poder despedirnos de un ser querido? Y ¿cómo vemos esto?
“Hermanas es una historia de amor, muy profunda; sí, es dramática, pero también tiene elementos de comedia. Y cada quien va a interpretar este viaje de la manera que mejor le conecte ya sea con una hermana o con la otra. Que una obra no tenga un final feliz no significa que sea una desesperanzadora. Son historias profundas donde toca sacar luz, y para llegar a la luz, siempre hay que pasar por momentos de oscuridad complejos. Mas bien sería esperanzador cómo vive el duelo esta hermana, que también llega a perdonar, no sólo a reclamar.”
PCL